USAL, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos y Laboratorios Cinfa diseñan un servicio de conciliación de farmacia comunitaria para garantizar la efectividad y seguridad de los tratamientos farmacológicos prescritos al alta médica

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El proyecto piloto constata que el 12 % de los pacientes al alta hospitalaria sufre errores de medicación que podrían dañar su salud
El estudio definirá próximamente el grupo de control de pacientes, el coste económico del servicio y la formación específica para los farmacéuticos integrantes de esta futura plataforma
20/06/2017
Autores: 
Comunicación Universidad de Salamanca
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Francisco González López, vicedecano de Proyección Farmacéutica de la Facultad de Farmacia; Antonio Muro, decano; Elena Valles, investigadora contratada para el proyecto, y Ana Martín Suárez, investigadora principal

La conciliación de la medicación en farmacia comunitaria es el servicio profesional en el que el farmacéutico realiza una comparación sistemática y protocolizada de la lista de medicamentos utilizados por un paciente antes y después de una transición entre niveles asistenciales. El objetivo de este servicio asistencial es asegurar la necesidad, efectividad y seguridad del tratamiento farmacológico actualizado que esté recibiendo para lo que debe realizar las oportunas intervenciones, en coordinación con los profesionales sanitarios implicados.

Durante esta comparación se pueden detectar “discrepancias”, es decir, diferencias entre la medicación domiciliaria crónica tomada por el paciente previamente y la prescrita en el hospital. La labor del farmacéutico en este servicio es la de aclararlas con el prescriptor para solucionarlas, con el fin de elaborar una lista de medicación conciliada para comunicarla al paciente, al resto de profesionales sanitarios implicados y documentar la intervención realizada.

Ana Martín, profesora de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Salamanca define este procedimiento como un paso “fundamental” para garantizar la seguridad de los pacientes tras constatar en un reciente estudio nacional que “entre el 10 y el 20% de ellos al alta médica sufren errores en la medicación que pueden afectar a su salud”, según informó la responsable de la investigación a Comunicación USAL.

Los resultados obtenidos por los investigadores de la Universidad de Salamanca en el 'Estudio Piloto del Servicio de Conciliación de la Medicación a Pacientes de Alta Hospitalaria en la Farmacia Comunitaria' del programa Concilia Medicamentos, impulsado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos en colaboración con Laboratorios CINFA, fueron presentados recientemente en el X Congreso Farmacéutico de Castilla y León celebrado en la Hospedería Fonseca de la USAL.

“Hemos detectado que en un 12% de los pacientes el médico no ha justificado el cambio de medicación cuando recibían el alta, había un error y no se trataba de medicamentos banales, había algunos incluidos en la lista de medicamentos con síndrome de retirada u otros incluidos en medicamentos de alto riesgo crónico. Si el farmacéutico no lo hubiera detectado, es difícil cuantificar lo que hubiera pasado, pero podía haberse registrado un daño para la salud”, explica la investigadora principal, Ana Martín Suárez.

Una cliente consulta algunas cuestiones sobre su prescripción médica

Con esta necesidad sobre la mesa, la Universidad de Salamanca iniciará ahora una segunda fase del proyecto en la que se pretende no sólo analizar resultados, sino también hacer un seguimiento de los errores, tipificarlos, formar un grupo de control y cuantificar los recursos materiales y económicos para ponerlo en marcha. “Antes de atreverse a incluirse en este programa, aunque muchos lo hagan por vocación, el farmacéutico debe tener claro lo que le va a costar y lo que le va a suponer”, aclara Ana Martín.

Establecer el coste del servicio y definir todos los parámetros de salud y económicos necesarios, así como el procedimiento completo, llevará al menos dos años, y luego empezará la implantación del Servicio, una adecuación también larga, de unos tres años, en la que la Universidad de Salamanca volvería a tener un papel decisivo en la formación de los agentes implicados, fundamentalmente los responsables de las Farmacias Comunitarias.

“El objetivo final es establecer un Servicio de Conciliación en el que los pacientes que reciben el alta hospitalaria pudieran ir a cualquier farmacia donde se valorara su nueva medicación y que el médico estuviera acostumbrado a que le llegara cualquier advertencia de una posible discrepancia y darle solución”. Definida así en palabras de Ana Martín, esta plataforma, cuyo destino final es el funcionamiento en todo el territorio nacional, es fundamental para garantizar la seguridad del paciente, considerada como un índice de calidad de la asistencia por todas las instituciones sanitarias, desde la Organización Mundial de la Salud, la Comisión Europea, el Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas. “La conciliación en la medicación es una forma fácil de evitar problemas de salud que pueden tener un coste para el sistema importante”, aclara Ana Martín.

El origen desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos

El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos está impulsando una Farmacia de Servicios Profesionales Asistenciales. Y desde que en 2014 el servicio de conciliación de la medicación fuera definido y procedimentado por los miembros de Foro de Atención Farmacéutica en Farmacia Comunitaria (Fundación Pharmaceutical Care, SEFAC, Grupo de investigación en AF de la Universidad de Granada, la Unidad de Farmacia Clínica y Farmacoterapia de la Universidad de Barcelona y el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos) y la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria, lidera Concilia Medicamentos.  

Coordinando diferentes ámbitos farmacéuticos, ha facilitado la aplicación del servicio para que las farmacias comunitarias realicen conciliación de la medicación, “que no es más que cuando un paciente entra o sale del hospital se intente comprobar que con las alteraciones que haya habido en sus tratamientos no se vaya a dar ningún problema”, explica Ana Martín. En este contexto, diversos estudios ya han demostrado que estas transiciones asistenciales suponen más del 50% de los errores de medicación que se producen, “con los daños consiguientes en la salud, pero también reingresos, visitas al médico nuevamente, todo con un alto coste, que en cualquier caso es evitable”.

Además, el propio paciente muchas veces desconoce cómo debe seguir su tratamiento, mientras la receta electrónica, todavía pendiente de completar su implantación en el Sistema Nacional de Salud e interconectarse en todas las Comunidades Autónomas, no llega ni al 40% en Castilla y León. Si a esta situación le añadimos que en el momento de un ingreso los médicos a veces sólo reciben la información sobre la pauta de medicación de una persona del propio paciente o de un familiar del mismo y que, tal vez, decidan retirarle algunos fármacos porque hay otras prioridades durante el ingreso o sustituirlos por las especialidades de que disponen en ese centro hospitalario, al final es cuando puede producirse “una discrepancia en la medicación que puede inducir a error”.

Es decir, esa “diferencia que hay entre lo que el señor tomaba en su casa y lo que pone en el informe de alta, que puede estar perfectamente justificado”, señala. Aunque en sí mismas las discrepancias “no son un problema”, recuerda la investigadora, sólo cuando no se interpretan correctamente “se dan errores”. El caso es que “son muy frecuentes, de hecho, son la mayor fuente de error”, subraya la investigadora.

Instalaciones del Aula de Atención Farmacéutica en la Facultad de Farmacia de la USAL

Los resultados del proyecto piloto

Para solucionar este grave problema de salud pública, el Consejo desarrolla los procedimientos de Foro de Atención Farmacéutica en Farmacia Comunitaria para el Servicio de Conciliación, editando folletos, generando una plataforma de comunicación y registro entre los diferentes ámbitos implicados en el paciente con alta hospitalaria y encargaron la primera investigación piloto a la Universidad de Salamanca. Un trabajo de un año con un estudio de campo de tres meses desarrollado con la colaboración de 30 farmacias de Avilés, Granada y Salamanca y sus hospitales de referencia que ha permitido no sólo el diseño de la plataforma informática, sino también de los procedimientos para analizar los datos.

Bajo una muestra de 120 pacientes los resultados han demostrado nuevamente ante el Consejo General del Colegio de Farmacéuticos que “hay necesidad de seguir con el proyecto y que queda mucho trabajo por hacer”, asegura Ana Martín.

Y es que el 87,5% de los pacientes ha mostrado algún tipo de discrepancia, con una media de 3,49 discrepancias por paciente. En total, se detectaron 336 discrepancias en los tratamientos (70,5% en farmacia hospitalaria y 29,5% en farmacia comunitaria), el 76% justificadas, “lo cual ya es muy importante para dejar organizada la medicación al paciente y quitar el margen de error”, aclara Ana Martín, que destaca que todavía un 24% (82 pacientes) requirió aclaración posterior por el médico prescriptor y que incluso al final un 12% tenía un error real con consecuencias para su salud.

“La realidad nos ha dicho que del hospital salen sin conciliar casi todos y que a la farmacia van a acabar yendo porque necesitan la medicación. Y ahí, en la farmacia, es donde el Consejo piensa que el farmacéutico puede desempeñar un papel relevante”. Puede parecer sencillo explicado por Ana Martín, pero ahora queda todavía un largo camino por recorrer. De momento, el objetivo es seleccionar para la segunda fase de la investigación hospitales más pequeños con vistas a poder llegar a todas las farmacias y realizar un estudio completo.

Al respecto, la investigadora aclara que “en España, el hospital tiene prohibido dirigir al paciente hacia una farmacia en concreto y, por eso, en este primer estudio piloto no hemos podido llegar a muchos pacientes. Ahora lo vamos a hacer al revés, nos centraremos en un centro hospitalario más pequeño -como el de la localidad de Avilés, que seguirá en el proyecto- para tratar de llegar a todas las farmacias y evitar lo que nos ha ocurrido al desarrollar parte del estudio en un Centro Asistencial tan grande como el de Salamanca, que atiende a ciudadanos de toda Castilla y Léon y de Extremadura en muchos servicios”, añade la profesora de la USAL.

Aula de Atención Farmacéutica

El proyecto para la implantación del Servicio de Conciliación de Medicamentos ha permitido también a este equipo de investigación de la USAL acercarse a la Farmacia Comunitaria, “y ha sido una experiencia importante, un salto cualitativo en nuestro trabajo de investigación para estar más próximos a la profesión, a un ámbito mayoritario que es donde terminarán recabando la mayoría de nuestros alumnos”, agrega Ana Martín.

Con ese mismo objetivo el Aula de Atención Farmacéutica (AUSAF) ha desarrollado otros proyectos para enseñar a los estudiantes la realidad del ejercicio profesional farmacéutico, intentando favorecer el desarrollo de competencias y habilidades asistenciales. El Aula pretende ser el punto de encuentro de estudiantes, profesores y profesionales farmacéuticos para llevar a cabo actividades conjuntas, como la formación continua de los profesionales farmacéuticos y la coordinación de proyectos de investigación llevados a cabo en oficinas de farmacia.

Se han impartido talleres dentro del ciclo organizado por EducaFarma sobre consumo de alcohol o habilidades para la comunicación con el paciente, también se ha obtenido financiación para proyectos de innovación docente, además de presentar las actividades del Aula en diferentes congresos de ámbito nacional. En este sentido, “ya hemos cumplido cuatro años de colaboración entre la Universidad de Salamanca y la profesión farmacéutica y los resultados son muy positivos”, concluye Ana Martín.

El AUSAF simula el entorno de una Farmacia Comunitaria dentro de un aula completamente funcional. Fotos: Sergio Manzano

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de contacto
Ana Martín Suárez, profesora de Farmacia y Tecnología Farmacéutica en la USAL e investigadora principal del proyecto
Teléfono
923 294500, ext. 6759