Durante los últimos cuatro años Kisilu Musya, un granjero keniano y padre de familia, ha vivido en primera persona los efectos devastadores del cambio climático sobre su tierra. Decidió utilizar su cámara para capturar los impactos del clima extremo sobre Kenia, donde vive con su familia, y filmar inundaciones, sequías y tormentas, convirtiéndose en testigo de cómo estos fenómenos han forzado a algunas personas a tener que abandonar a sus familias para buscar nuevos empleos.

En este contexto, Kisilu se ve involucrado en lo que será el viaje político más grande de su vida. A finales de 2015 viaja a París, con motivo de la XXI Conferencia sobre el Cambio Climático, donde presenta su película a los delegados de las Naciones Unidas, para intentar tener voz en las conversaciones sobre el clima y dar un giro de 180 grados a las políticas medioambientales.

Un viaje para explicar a la gente lo que está a punto de pasar, para cambiar la historia. El tiempo se acaba y de eso depende el futuro de nuestro planeta.