El banco de cerebros del Incyl suma 14 donaciones en menos de dos años

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23/01/2013
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Agencia de Noticias DiCYT
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Tras una paralización temporal el año pasado, el Banco de Tejidos Neurológicos retomó su actividad y comienza a acumular tejidos neurológicos que ya están solicitando los investigadores

José Pichel Andrés/DICYT El Banco de Tejidos Neurológicos del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl) de la Universidad de Salamanca acumula ya 14 cerebros donados para la investigación desde que se puso en marcha hace menos de dos años. Esta infraestructura científica comienza a cumplir con su misión, al haber recibido ya las primeras peticiones de investigadores que quieren utilizar este material para estudiar enfermedades neurodegenerativas.

Tras superar los problemas que durante meses cuestionaron su continuidad el pasado año, el banco de cerebros salmantino retomó su actividad con la financiación de la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León, que se hace cargo del contrato de una persona como técnico. El respaldo administrativo del Incyl, además de sus instalaciones y equipamiento, unido a esta persona especializada basta para mantener una infraestructura que, aunque sencilla, puede ser fundamental para avanzar en la investigación en Neurociencias, puesto que da la posibilidad de analizar el órgano clave en enfermedades como el alzhéimer o el párkinson.

Según han explicado a DiCYT Javier Herrero, director del banco, cuando llega un nuevo cerebro, se divide en dos partes. El hemisferio derecho se congela y el hemisferio izquierdo se conserva en formol. Uno de los primeros trabajos es diseccionar esta segunda parte para realizar un diagnóstico post mortem que despeje las dudas sobre la enfermedad que realmente padecía el sujeto, ya que en muchos casos de demencia es imposible determinar en vida exactamente qué tipo de patología tenía el paciente.

Tras realizar una disección muy fina, la presencia de ciertas moléculas puede revelar con exactitud la enfermedad del donante. A la hora de realizar este trabajo, los técnicos pueden ir grabando su propia voz para explicar los pasos que van dando. El objetivo es registrar toda la información posible. Por eso, todos los datos están vinculados a los tejidos almacenados y cada muestra de las que se almacenan en dos congeladores de -80 grados centígrados va asociada a un código de barras.

De los 13 primeros cerebros que conserva el banco (a falta del diagnóstico del último hasta ahora, que fue donado el pasado viernes) seis pertenecían a enfermos de alzhéimer, cinco a individuos con otras demencias, uno a una persona con síndrome de Down y otro a un enfermo de párkinson. Precisamente, este último caso ha protagonizado las primeras peticiones de científicos al banco salmantino por parte de investigadores de la Universidad de Valencia que estudian esta enfermedad y de otros de Madrid que finalmente derivaron una muestra a Suecia.

La donación

El proceso de donación tiene tres partes. En primer lugar, se solicita información al banco de cerebros. Más tarde, se rellena la solitud para ser donante, lo que ya convierte a la persona en donante potencial. En algunos casos, en este segundo paso las solicitudes las realizan familiares autorizados si se trata de personas que sufren alguna enfermedad neurológica grave que les impide ser conscientes de la decisión. Finalmente, en el momento del fallecimiento, se lleva a cabo esa donación, salvo en casos en los que, a pesar de existir el registro como donante potencial, se produzca algún tipo de desacuerdo por parte de los familiares.

Tras la muerte del paciente, se lleva a cabo una autopsia y la extracción del cerebro, que se realiza en algún centro hospitalario de Castilla y León o algunas comunidades autónomas limítrofes para las que este banco es referencia, ya que aún son pocos los que existen en España. Finalmente, el cerebro del donante es trasladado al Incyl.

Un aspecto importante del que aún carece este banco es la donación de cerebros sanos. El responsable del Banco de Tejidos Neurológicos del Incyl recuerda que “son necesarios como control”, es decir, para comparar los órganos que tienen alguna patología con los que no la tienen y así ver las diferencias. En cualquier caso, entre los potenciales donantes registrados hay 11 personas que no sufren ninguna enfermedad neurológica.

Las cifras

En su primer año de funcionamiento, 2011, el banco de cerebros sumó siete donaciones efectivas, mientras que 28 personas se convirtieron en donantes potenciales y se produjeron 54 solicitudes de información. En 2012, a pesar de los meses de inactividad, se registraron seis donaciones, acumulando 13 donantes potenciales y 19 solicitudes de información. Finalmente, el pasado viernes se produjo la primera donación de 2013, lo que suma hasta el momento un total de 14 cerebros a disposición de la Ciencia.

La mitad de estas donaciones se han producido en Salamanca, mientras que 4 proceden de Valladolid, dos de León y una de Burgos. Entre los ciudadanos que han solicitado información, hay también personas de Zamora y Palencia, dentro de la comunidad, y curiosamente también de Madrid y Barcelona a pesar de que estas ciudades tienen sus propios bancos de tejidos neurológicos.

Contacto y conferencia

El teléfono 24 horas, cuyo número es 669605723, es la principal vía por la que se comunican los ciudadanos con el banco, aunque también lo hacen a través del correo electrónico (btn-incyl@usal.es) y de forma más directa, en las charlas divulgativas que se organizan para dar a conocer la existencia del Banco de Tejidos Neurológicos del Incyl.

Una de estas conferencias tendrá lugar el próximo 5 de febrero en el Incyl a cargo de Alberto Rábano, director del Banco de Tejidos Neurológicos de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN), perteneciente al Instituto de Salud Carlos III. Será a las 16:30 horas, aunque previamente, por la mañana, habrá un seminario de investigación del mismo especialista dirigido al personal investigador.