Investigan nuevas formas de combatir las bacterias que se vuelven resistentes a antibióticos

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25/04/2014
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Agencia de Noticias DiCYT
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Un experto en 'Staphylococcus aureus' que ha ofrecido hoy una conferencia en el IBFG pretende colaborar con investigadores salmantinos

JPA/DICYT Muchas bacterias se están convirtiendo en resistentes a los antibióticos que habitualmente se utilizan para combatirlas, especialmente en entornos hospitalarios. Por eso, los científicos buscan nuevas formas de luchar contra las infecciones que provocan estos microorganismos patógenos. Michal Letek, investigador español de origen polaco que trabaja en la Universidad de Roehampton, en Londres (Reino Unido), estudia la bacteria Staphylococcus aureus, uno de los microorganismos que causa más preocupación en la actualidad.

Después de pasar por el Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca o la Universidad de León, este experto ha vuelto hoy a la capital salmantina para explicar parte de su trabajo en un seminario celebrado en el Instituto de Biología Funcional y Genómica (IBFG, centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca), entidad con la que espera poder colaborar en su investigación.

“Estas bacterias adquieren resistencias a antibióticos de una forma muy rápida”, comenta Michal Letek en declaraciones a DiCYT. “En cuanto se empieza a aplicar un nuevo antibiótico, en un año o dos ya aparecen cepas de bacterias resistentes”, de manera que “estamos al borde de volver a una era preantibiótica, es decir, un momento en el que no podamos tratar las infecciones, y eso sería un gran problema hospitalario”, que es el entorno en el que aparecen las cepas de bacterias más resistentes.

En los hospitales hay pacientes inmunosuprimidos debido a un trasplante, quimioterapia o alguna infección, de manera que se vuelven vulnerables a Staphylococcus aureus, que tiene “una capacidad increíble de adquirir resistencias a los antibióticos”, señala el especialista. Esta bacteria se encuentra en la piel humana de forma normal, pero si el organismo no tiene las defensas adecuadas, puede provocar infecciones de diverso tipo: sistémicas, óseas, de la piel e incluso gastroenteritis producidas por las toxinas que libera.

“Es un patógeno oportunista bien adaptado a sobrevivir en un hospedador como el ser humano”, comenta. Hasta hace poco se pensaba que se encontraba en la sangre y los tejidos, pero no se sabía que también es capaz de sobrevivir dentro de las células y ese dato es clave para poder combatirla.

“Creo que es posible encontrar nuevas formas de controlar las infecciones sabiendo cómo interaccionan con nuestras células. Mi proyecto actual está encaminado a entender cómo las células humanas responden a la infección y cómo la bacteria sobrevive”, comenta. La idea es explorar la interacción entre el patógeno y el hospedador para encontrar nuevas fórmulas de bloquear la infección.

La base de este estudio está en el trabajo que desarrolló Michal Letek en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca. “Estábamos trabajando con una proteína relacionada con la autofagia, que es un proceso que nuestras células utilizan para degradar orgánulos o para combatir patógenos, pero esta bacteria utiliza la autofagia en su beneficio, la activa, y puede sobrevivir dentro de la célula hasta que se transmite a otra célula para no estar expuesta a las defensas del sistema inmune, que podrían reconocerla si no estuviese dentro de las células”, comenta.

Poca información

Este investigador polaco que ha vivido más de 30 años en España se define como un microbiólogo que ha evolucionado hasta interesarse por la biología celular. Tras trabajar muchos años con bacterias para entender su fisiología básica, pasó a estudiar la virulencia de los microorganismos patógenos. “Me di cuenta de que había muy poca información acerca de cómo nuestras propias células respondían a esos patógenos, así que ahora trato de evaluar cómo las células responden a una infección bacteriana de patógenos que pueden crecer dentro de ellas mismas”, relata.

En Londres ha comenzado a crear un grupo de investigación que cuenta con la financiación necesaria para abordar su proyecto, pero pretende colaborar estrechamente con el Centro del Cáncer y con el grupo del IBFG que dirige Ramón Santamaría, interesado también en estudios microbiológicos.