La suavización de los inviernos repercutirá en el turismo cultural

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16/02/2012
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Agencia de Noticias DiCYT
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Sergio Alonso, uno de los científicos españoles más reputados en cambio climático, asegura en Salamanca que el turismo será menos estacional

José Pichel Andrés/DICYT A lo largo del siglo XXI, los Alpes se convertirán en un buen lugar para jugar al golf y el Mar Cantábrico, en un destino de sol y playa comparable a la actual costa mediterránea. Estas predicciones corresponden a un proyecto de investigación que relaciona cambio climático y turismo. Su responsable es Sergio Alonso, catedrático de Meteorología de la Universitat de las Illes Balears (UIB), investigador del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA, CSIC-UIB) y miembro del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés). Se trata de uno de los científicos españoles más destacados en cambio climático, ha publicado recientemente el libro '¿Hablamos del cambio climático?' y hoy ha visitado Salamanca para ofrecer un seminario de investigación organizado por el Instituto de Estudios de la Ciencia y la Tecnología (eCyT) de la Universidad de Salamanca.

Su trabajo más reciente se centra en las repercusiones del cambio climático en Europa para todo tipo de actividades turísticas, desde el senderismo al turismo cultural. Por ejemplo, el previsible aumento de las temperaturas hará que en las zonas con clima continental, como el que tiene Salamanca, "las olas de frío serán menos frecuentes, las temperaturas mínimas menos extremas y el invierno se verá suavizado", afirma en declaraciones a DiCYT.

Eso es lo que proyectan los modelos climáticos, pero su trabajo incluye sacar conclusiones socioeconómicas y parece ser que el aumento de las temperaturas podría ahuyentar el turismo en España en pleno verano, pero contribuiría a una 'desestacionalización', es decir, que las visitas podrían aumentar en otras épocas del año.

Sin embargo, advierte de que científicamente el término "clima" hace referencia a un promedio de las condiciones ambientales, lo cual no tiene nada que ver con lo que sucede un invierno concreto. Es decir, que no se pueden utilizar las recientes olas de frío para cuestionar el cambio climático provocado por el hombre, un hecho probado científicamente.

Pruebas de la influencia humana

"El cambio de clima siempre ha existido, pero ahora está ocurriendo por otras causas, tenemos pruebas de que se está produciendo por la actividad humana y tenemos pruebas de que a lo largo de la vida de una persona se pueden observar esos cambios", indica. Estas pruebas científicas están en los modelos que permiten simular el clima. "A un modelo le digo cómo tiene que tratar la actividad humana y reproduce muy bien lo que ha ocurrido con el clima del planeta. Si después quito en el modelo esta actividad, me dice lo que ocurriría en el planeta sin el hombre. El resultado es que desde mitad del siglo XX es detectable el impacto que está produciendo la actividad humana", asegura.

De hecho, "todo el mundo acepta que las temperaturas de Venus son consecuencia del efecto invernadero, ya que son muy elevadas con respecto a las que debería tener por su posición con respecto al Sol. Sin embargo, algunos no admiten el mismo principio físico para explicar lo que ocurre en la Tierra". Por eso critica que se hable del clima como quien discute de fútbol, cuando en realidad hay certezas científicas a las que remitirse.

Problemas terminológicos

En su opinión, uno de los problemas es terminológico. Por ejemplo, "calentamiento global es un error como término. "Hay gente que piensa que el calentamiento global significa que todo se calienta y que todo se calienta por igual", señala, pero en realidad una de las previsiones es que a largo plazo (miles de años) traiga como consecuencia la desaparición de una corriente cálida procedente del Golfo de México que contribuye a suavizar el clima de Europa. Esto tendría como consecuencia una disminución de las temperaturas a largo plazo en el Viejo Continente, a pesar de que en el conjunto del planeta, efectivamente, aumente el calor.

Siguiendo con las cuestiones terminológicas, Sergio Alonso prefiere distinguir entre "cambio de clima" y "cambio climático". El primero se debería utilizar de manera general, para una glaciación natural o para el impacto climático producido por un meteorito como el que extinguió los dinosaurios. Sin embargo, cuando el hombre juega un papel al alterar las condiciones climáticas, como ahora, prefiere la denominación más mediática de "cambio climático", que ya se lanzó en la Cumbre de Río de hace 20 años, en 1992.

Tras estar involucrado en algunas cumbres del clima, considera que estos encuentros se han convertido en fracasos políticos. "Desde el punto de vista científico son desesperantes, porque los científicos y los técnicos tienen las cosas claras, pero los políticos no se dan cuenta de que cuanto más se tarden en aplicar métodos para atajar el cambio climático, el coste a va ser mucho mayor. Es urgente el tomar medidas", asegura.

 

Transferencia de conocimiento en clima    Para demostrar una vez que la investigación y el mundo empresarial no están reñidos, Sergio Alonso acaba de fundar MeteoClim Services, una forma de transferir el conocimiento generado en la Universidad. "Nuestro objetivo es dedicarnos a productos a la carta que tienen que ver con la predicción del tiempo y, a nivel de todo el mundo, realizar estudios de proyecciones del cambio climático y de sus impactos como el trabajo que hemos realizado para Europa", comenta. Se trata de una buena salida para titulados en carreras como Física, para "que piensen que también hay salidas fuera del mundo universitario y de la investigación".