"Estudiar la genómica de las levaduras sirve para luchar contra las enfermedades”

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20/06/2014
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Agencia de Noticias DiCYT
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Stephen Buratowski, investigador de la Universidad de Harvard y uno de los científicos más destacados del mundo en el estudio de la transcripción genética, ha visitado hoy en IBFG de Salamanca, centro con el que colabora

JPA/DICYT Progresar en la lucha contra muchas enfermedades pasa por avanzar en el campo de la genómica, que intenta comprender cómo funcionan muchos procesos celulares relacionados con los genes, por ejemplo, la síntesis de proteínas, que comienza cuando la información genética del ADN pasa al ARN mensajero, acción conocida como transcripción. Stephen Buratowski, investigador de la Harvard Medical School, es uno de los científicos que más ha aportado al conocimiento de la transcripción. El Instituto de Biología Funcional y Genómica (IBFG, centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca) también está muy interesado en este campo y mantiene una estrecha relación con el equipo de este destacado experto, que hoy ha visitado Salamanca y ha reivindicado el papel de la ciencia básica.

“Nosotros estudiamos la expresión génica a un nivel muy básico, para entender cómo se encienden y se apagan los genes en la transcripción, analizando los genes que se expresan y los que no”, ha explicado Stephen Buratowski en declaraciones a DiCYT momentos antes de ofrecer una conferencia sobre su trabajo a los investigadores del IBFG. Al igual que muchos de ellos, Buratowski utiliza como modelo la levadura Saccharomyces cerevisiae, un hongo de una sola célula que se emplea en la fabricación de pan, vino o cerveza pero cuyo funcionamiento genético guarda una gran similitud con el resto de las células eucariotas, las de buena parte de los seres vivos, incluido el ser humano.

“Lo que ocurre en estas células se puede aplicar a células humanas”, asegura el especialista, y las implicaciones de este hecho son fantásticas para los investigadores, que pueden acumular muchos conocimientos gracias a un microorganismo fácil de manipular. “Sabemos que muchos genes están mutados en cáncer y que estas mutaciones están causadas por factores que trabajan en la transcripción. Lo podemos estudiar en levaduras y luego extrapolarlo a humanos, porque básicamente, ocurre lo mismo”.

La importancia de la ciencia básica

“Los laboratorios que trabajan en ciencia aplicada utilizan la ciencia básica para estudiar las enfermedades usando nuestros modelos, por eso es tan importante hacer ciencia básica aunque la gente de la calle no entienda qué hacemos trabajando con una levadura”, apunta el investigador de Harvard.

Por supuesto, conocer la secuencia del ADN es importante, asegura, pero no lo son menos todos los factores que la regulan, como las enzimas que transcriben y procesan su información genética. La primera gran aportación de Stephen Buratowski la realizó cuando aún era un estudiante al clonar y purificar una proteína esencial para iniciar la transcripción, la copia del ADN al ARN. En dos importantes publicaciones estableció cómo se ensambla y cómo funciona este proceso. Inmediatamente pasó a disfrutar de su propio laboratorio para realizar otros hallazgos destacados. Por ejemplo, demostró que el propio ADN se va modificando a medida que se va transcribiendo a ARN.

Nuevos conocimientos sobre ADN y ARN

En los últimos años, ha estudiado cómo la transcripción está regulada por el propio ADN. “Se pensaba que la información acerca de cómo se copia el ADN al ARN estaba contenida en la propia secuencia del ADN, pero en realidad también depende de las histonas, proteínas a las que se une. Los descubrimientos sobre la regulación de la modificación del ADN en la que interviene las histonas son muy valiosos, porque “algunas de estas modificaciones están alteradas en cáncer y otras enfermedades”.

A pesar de todos los avances, aún falta muchísimo por saber en este campo. “Espero que quede mucho por descubrir o nos quedaremos sin trabajo”, bromea. “Antes se pensaba que la transcripción sólo daba lugar a los ARN y que estos daban lugar a las proteínas, pero muchos ARN no lo hacían y su papel era desconocido. Pues bien, ahora sabemos que tienen una función muy importante para regular la expresión génica, es decir, que sus funciones no se reducen a dar lugar a proteínas”. Este nuevo campo sobre el ARN no codificante “probablemente dará para otra década o dos décadas más de investigación sobre cómo regulan la propia transcripción y otros procesos de la célula”.

Colaboración con Salamanca

Stephen Buratowski tiene una relación muy estrecha con el IBFG, especialmente con el laboratorio que dirige Olga Calvo, interesado en el mismo tipo de temas. De hecho, una estudiante integrante del equipo viajó a Estados Unidos para aprender algunas de las técnicas que manejan los científicos de Harvard y gracias a este intercambio, los científicos salmantinos han podido avanzar en su trabajo.

En España, “la calidad de la investigación es fantástica”, asegura el experto estadounidense, que acaba de participar en un encuentro celebrado en Gerona. Además, se ha mostrado muy impresionado por las instalaciones del IBFG y ha alabado el trabajo de sus investigadores.