Un sistema para medir la cultura científica de los ciudadanos

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21/11/2014
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Agencia de Noticias DiCYT
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La Universidad de Salamanca construye indicadores para evaluar la percepción de la ciencia a través de Wikipedia, la escuela y los medios de comunicación, iniciativa esencial para la gestión de la ciencia y sus repercusiones económicas

José Pichel Andrés/DICYT El Instituto de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología (eCyT) de la Universidad de Salamanca está diseñando un sistema para medir la cultura científica de un país. El propósito de este proyecto es construir indicadores de las percepciones que tienen los ciudadanos sobre la ciencia, al igual que en otras áreas del conocimiento hay datos para evaluar, por ejemplo, el estado de la economía. La iniciativa incluye análisis de los medios de comunicación, los libros de texto y los artículos de Wikipedia y ha llamado la atención de expertos internacionales que trabajan en este mismo campo y que el próximo martes, 25 de noviembre, visitarán Salamanca para conocer la metodología empleada en el proyecto.

Miguel Ángel Quintanilla, director del eCyT, explica en declaraciones a DiCYT que es necesario saber “cómo perciben los ciudadanos la investigación científica, sus aplicaciones y sus posibilidades” y tener “indicadores fiables que nos digan si la población de un país está a favor o en contra de una idea o de un proyecto de investigación”.

Esta necesidad es común a todo el mundo, de manera que existe un proyecto internacional con objetivos similares al español en el que participan Reino Unido, Italia, Alemania, Bulgaria, India y Turquía, denominado ‘Mapping the Cultural Authority of Science across Europe and India’ (MACAS) y coordinado por el investigador británico Martin Bauer. El método diseñado por el Instituto eCyT, que ha contado con el apoyo de la Fundación 3CIN y de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), ha suscitado el interés de este amplio grupo, así que los socios italianos se acercarán a Salamanca para conocer las conclusiones. Esta reunión podría ser el punto de partida para lanzar una nueva iniciativa internacional.

Escuela, Wikipedia y medios

Para la construcción de indicadores, los expertos de la Universidad de Salamanca se han fijado en “tres grandes contenedores de cultura científica”, explica Quintanilla: la escuela, las nuevas tecnologías y los medios de comunicación. Por una parte, “a través de los libros de texto podemos detectar cómo funciona la educación científica”. Por otra, es muy interesante el análisis de Wikipedia, “la gran enciclopedia digital”, convertida en “es el mejor sistema de información científica para un ciudadano en estos momentos”. Finalmente, los medios de comunicación aportan un aspecto diferente, ya que son “el instrumento que hace llegar la actualidad científica a los ciudadanos”. “Los indicadores que estamos construyendo intentan representar el nivel de cultura científica en cada uno de estos campos”, añade el director del eCyT.

Los resultados derivados del análisis de cada uno de estos tres ámbitos resultan reveladores. Por ejemplo, los medios de comunicación tienen “un comportamiento muy positivo con respecto a la ciencia en los últimos años”, ya que “España está en la media europea e incluso un poco por encima en cuanto a la importancia que se da a la información científica en las noticias de prensa”. Al analizar más de un millón de noticias de las ediciones digitales de periódicos nacionales entre 2002 y 2011, los investigadores han visto que el 6% tienen contenido científico, un número muy elevado con respecto a lo que ocurría hace años. En cuanto a Wikipedia, la información científica está presente en más de la mitad de los artículos escritos en español y además “es fiable y bastante buena”.

Por otra parte, “los libros de texto están más pensados para formar científicos que ciudadanos, lo cual esto es bueno y malo”, opina Quintanilla, porque “trata a los niños como si fueran pequeños científicos”, cuando en realidad la misión de la educación debería ser “formar ciudadanos con cultura científica”.

Aplicaciones en la gestión de la ciencia

A partir de estas y otras conclusiones, el proyecto de investigación sobre indicadores de cultura científica sienta las bases para futuras actuaciones políticas. “Los gobiernos y los responsables de las instituciones científicas están continuamente tomando decisiones sobre dónde poner el dinero y para qué, sobre qué hay que investigar”, señala el director del eCyT. Por eso, los resultados de este estudio deberían influir en la gestión de la ciencia. “En los sistemas de monitorización de las políticas de ciencia y tecnología, hay que incorporar indicadores de cultura científica que permitan homologarnos con el resto del mundo”, asegura el experto. Del mismo modo que se mide cuántos investigadores hay por cada 100.000 habitantes, habría que añadir “indicadores sobre las visitas a los museos de ciencia, la lectura y valoración de la información científica o las consultas a Wikipedia”.

En su opinión, un país tiene que estar pendiente de su sistema de ciencia y tecnología para saber qué puede exigirle. “La cultura científica es esencial para que los ciudadanos entiendan cuál es su papel en el apoyo a la ciencia y qué le pueden exigir a los científicos. Para eso, necesitamos que aumente y mejore la cultura científica de los ciudadanos y tener buenos indicadores que nos digan si mejora o empeora la cultura científica de los ciudadanos”, comenta.

Repercusiones económicas

Además, recuerda que la economía actual depende en buena medida de la ciencia y la tecnología. “Lo que miden los indicadores de cultura científica es el nivel de incorporación del conocimiento científico y tecnológico a la cultura ciudadana en general” y “esa medida es esencial para el funcionamiento del sistema económico”. En cualquier caso, la relación entre estas variables no es inmediata. “Si hoy mejoramos el nivel de alfabetización científica de los ciudadanos, no va a mejorar rápidamente el dato del PIB, porque son procesos lentos”, reconoce.

En cualquier caso, “los españoles estamos atrasados con respecto a otros países europeos, en los cuales, la incorporación de la ciencia a la cultura popular se produjo a la vez que la eclosión de la ciencia”, mientras que “aquí nos queda camino por recorrer”. Contar con los indicadores adecuados permitiría homogeneizar la visión de la cultura científica en España con el resto del mundo.