Actuaciones en edificios históricos de la provincia de Zamora

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26/05/2015
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Agencia de Noticias DiCYT
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Leocadio Peláez, arquitecto e investigador de la Universidad de Salamanca, explica las claves de restauraciones como la de la iglesia de Valdefinjas o la de Santiago del Burgo

José Pichel Andrés/DICYT Desde hace más de dos décadas, Leocadio Peláez, arquitecto e investigador de la Escuela Politécnica Superior de Zamora de la Universidad de Salamanca, junto con un equipo de investigación pluridisciplinar que incluye historiadores, arqueólogos, geólogos, químicos e ingenieros, viene realizando estudios y proyectos de intervención en diversos edificios y conjuntos históricos ubicados en la provincia de Zamora.

 

“Existe una íntima dependencia entre los diversos enfoques que cada una de las disciplinas aporta sobre el conocimiento del monumento, y cómo fundamentan las intervenciones posteriores”, señala el experto en declaraciones a DiCYT.

 

Fruto de esta labor son las actuaciones realizadas en iglesias como la de San Ildefonso o la reciente de Santiago del Burgo, ambas en Zamora, y la de San Lorenzo, en Toro; la recuperación y puesta en valor, junto con el arquitecto Pedro Lucas del Teso, de los campamentos romanos de Petavonium; o las diferentes fases que desde inicios de los años 90 del siglo pasado se han venido ejecutando en el Monasterio de Santa María de Moreruela.

 

La obra más reciente ha tenido lugar en la Iglesia de Valdefinjas, que acabó en manos privadas al ser vendida por el Obispado de Zamora por su ruinoso estado y que fue incluida entre los bienes adquiridos recientemente por el grupo LVMH (Bodegas Numanthia). El nuevo propietario decidió frenar la ruina y consolidar estructuralmente el edificio.

 

La cabecera de la iglesia es una de las primeras obras del insigne arquitecto renacentista Rodrigo Gil de Hontañon, responsable del Palacio de Monterrey de Salamanca, el Colegio de San Ildefonso (actual rectorado de la Universidad de Alcalá de Henares), o la iglesia parroquial de Villamor de los Escuderos. Destaca por sus planteamientos de cabecera ochavada que culminarán con su definitiva intervención en la capilla mayor de la Catedral de Ciudad Rodrigo.

 

Durante las obras en Valdefinjas, “se ha podido documentar gran parte del proceso constructivo de la iglesia, así como las diferentes fases y reformas que el templo sufrió durante sus 500 años de vida, como ampliaciones, ruinas y derrumbes o reformas”, explica Leocadio Peláez. “Se ha realizado una intervención arqueológica de limpieza y desmonte de los derrumbes con el fin de recuperar la impresionante bóveda nervada que cubría la cabecera, que se encontraba entre los escombros, y que en futuras actuaciones se repondrá”, añade. La primera fase de los trabajos se concluyó el pasado verano y en un futuro se prevé su adecuación a un nuevo uso.

 

Santiago del Burgo

 

Probablemente, para los zamoranos sea mucho más conocida otra intervención, la completada en la iglesia de Santiago del Burgo, en pleno centro de la ciudad de Zamora. Es el único de los templos románicos de la ciudad que conserva su estructura original de tres naves, al igual que la catedral.

 

La restauración de esta obra del siglo XII, íntegramente por la Junta de Castilla y León, “supuso descubrir el monumento desde sus principios, sus proporciones, sus alturas, la evolución constructiva a lo largo de los siglos, sus derrumbes y reconstrucciones”.

 

La torre y las bóvedas centrales se encontraban en estado ruinoso y su belleza estaba “velada por la falta de luz, la suciedad y un entorno poco cuidado”, así que “lo satisfactorio fue recuperar y consolidar la iglesia manteniendo su esencia”. “Uno de los mayores motivos de orgullo en cualquiera de nuestras obras”, comenta, “es que el verdadero protagonista sea el edificio, y que nuestro trabajo pase desapercibido”.

 

Y es que poco se diferencia la actuación en un monumento en mal estado con el proceso por el que se trata a una persona enferma. “El paciente acude a los especialistas y le hacen pruebas, como radiografías o análisis de sangre, y nosotros realizamos estudios históricos, documentales y arqueológicos, estudiamos el estado de los materiales, analizamos los problemas constructivos y, a partir de ahí, se desarrolla un proyecto de intervención”, resume.

 

Santa María de Moreruela

 

A lo largo de más de 20 años, probablemente el trabajo que más ha unido al equipo, en el que más se ha volcado y del que habla con más pasión Leocadio Peláez es el realizado en el monasterio cisterciense de Santa María de Moreruela, ubicado en Granja de Moreruela (Zamora).

El acercamiento primero a este impresionante conjunto monumental fue su documentación planimétrica, constantemente revisada para incluir en ella todos los nuevos datos y descubrimientos fruto de las distintas actuaciones. Se ha intervenido en la cabecera, en la iglesia y en los dos claustros, pero “siempre de forma coordinada y aprendiendo no solo de los diversos puntos de vista que los diferentes profesionales del equipo planteábamos, sino también oyendo al edificio”.

 

Fruto de esta labor es el libro “Moreruela. Un monasterio en la historia del Císter”, publicado por la Junta de Castilla y León en el año 2008, estudio referente en diversas publicaciones, páginas web e incluso tesis doctorales posteriores.

 

“La última intervención fue la recuperación del claustro del siglo XVII, pero trabajando allí hemos encontrado información nueva sobre el monasterio medieval”, destaca el arquitecto. La construcción aneja al nuevo claustro “ocultó” pero no destruyó parte del monasterio medieval del siglo XIII, que será objeto de futuras investigaciones que aporten nueva luz al monumento.

 

“Acometer una actuación en un edificio histórico”, insiste, implica “la investigación, desarrollo y ejecución de las obras con un grupo multidisciplinar de profesionales”. Sin este equipo y sin los necesarios estudios previos y las consecuentes reflexiones finales, “difícilmente se puede abordar, intervenir y conservar nuestro patrimonio”.