EL CSIC

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BLOG OPINIÓN El CSIC ATANASIO PANDIELLA En nuestro país, la labor científica en general se desarrolla en centros de investigación públicos. En el caso de quien suscribe este artículo, y como investigador, la institución pública a la que pertenezco es el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Durante muchos años, el CSIC se consideró como la institución de investigación por excelencia a la que pretendían acceder los investigadores más innovadores de nuestro país. Esto ocurrió durante buena parte de lo que podemos considerar una fa se crítica del desarrollo científico español, y que comenzó poco después de que nuestra democracia fuera instaurada. El CSIC ha tenido, sin duda, un papel clave en la consolidación de dicha expansión científica y, desde luego, sus científicos han posibilitado el enorme salto cualitativo y cuantitativo de la ciencia española dentro del mundo, y que se ha producido en los últimos 40 años. Sin embargo, los que pertenecemos a la plantilla del CSIC desde varios años atrás, hemos observado con tristeza y resignación, el es tancamiento de esta Institución. En la área de la biomedicina, en la cual me muevo, el CSIC se ha quedado en el siglo pasado. Su prestigio ha decaído de tal manera que ahora mismo ya no representa aquella institución en la que querían ingresar las mentes más brillantes. A partir de los años noventa, el nacimiento de centros de investigación de excelencia que no pertenecían al CSIC, ha provocado un vuelco en el escenario de la geografía de la investigación biomédica, y ahora el CSIC ya no es considerado primera opción para nuestros jóvenes científicos. Las razones de esa pérdida de competitividad son múltiples, y sería difícil plasmarlas todas en este artículo. Lo que está claro es que el CSIC no ha sabido reaccionar ante el envite de otros centros de investigación con una visión más moderna. Esta falta de agilidad de nuestra Institución repercute negativamente en ella, y causa desánimo dentro de los profesionales que eligieron con pasión dedicarse a la ciencia dentro del CSIC. Estoy absolutamente convencido que la solución no pasa por exclusivamente por aumentos presupuestarios. Es necesario que el CSIC se modernice, que crea en sus posibilidades y que afronte los retos sociales de una manera más directa y eficaz. Y, por supuesto, que se sacuda esa maraña funcionarial que está desgastando a esa institución. El despertar del CSIC es necesario para nuestro progreso, y su dinamización debería ser una prioridad para gobiernos que deseen un estado de bienestar como al que nuestra población aspira. Porque investigar es la única manera a través de la cual nuestra sociedad puede progresar. Atanasio Pandiella es investigador del Centro del Cáncer de Salamanca.

Posición: 
14
Medio: 
INNCA
Procedencia: 
CASTILLA-LEON
Número de Lectores: 
54 564
Tirada: 
16 984
Difusión: 
13 641
Sector: 
OTROS SECTORES
Periodicidad: 
Semanal (Martes)
Clasificación: 
Otros
Identificador Noticia: 
126 382 841.00
Titular: 
EL CSIC
Autor: 
ATANASIO PANDIELLA
Fecha: 
Martes, 25 Junio, 2019
Superficie: 
290.40
Página: 
3
Texto libre: 
BLOG OPINIÓN El CSIC ATANASIO PANDIELLA En nuestro país, la labor científica en general se desarrolla en centros de investigación públicos. En el caso de quien suscribe este artículo, y como investigador, la institución pública a la que pertenezco es el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Durante muchos años, el CSIC se consideró como la institución de investigación por excelencia a la que pretendían acceder los investigadores más innovadores de nuestro país. Esto ocurrió durante buena parte de lo que podemos considerar una fa se crítica del desarrollo científico español, y que comenzó poco después de que nuestra democracia fuera instaurada. El CSIC ha tenido, sin duda, un papel clave en la consolidación de dicha expansión científica y, desde luego, sus científicos han posibilitado el enorme salto cualitativo y cuantitativo de la ciencia española dentro del mundo, y que se ha producido en los últimos 40 años. Sin embargo, los que pertenecemos a la plantilla del CSIC desde varios años atrás, hemos observado con tristeza y resignación, el es tancamiento de esta Institución. En la área de la biomedicina, en la cual me muevo, el CSIC se ha quedado en el siglo pasado. Su prestigio ha decaído de tal manera que ahora mismo ya no representa aquella institución en la que querían ingresar las mentes más brillantes. A partir de los años noventa, el nacimiento de centros de investigación de excelencia que no pertenecían al CSIC, ha provocado un vuelco en el escenario de la geografía de la investigación biomédica, y ahora el CSIC ya no es considerado primera opción para nuestros jóvenes científicos. Las razones de esa pérdida de competitividad son múltiples, y sería difícil plasmarlas todas en este artículo. Lo que está claro es que el CSIC no ha sabido reaccionar ante el envite de otros centros de investigación con una visión más moderna. Esta falta de agilidad de nuestra Institución repercute negativamente en ella, y causa desánimo dentro de los profesionales que eligieron con pasión dedicarse a la ciencia dentro del CSIC. Estoy absolutamente convencido que la solución no pasa por exclusivamente por aumentos presupuestarios. Es necesario que el CSIC se modernice, que crea en sus posibilidades y que afronte los retos sociales de una manera más directa y eficaz. Y, por supuesto, que se sacuda esa maraña funcionarial que está desgastando a esa institución. El despertar del CSIC es necesario para nuestro progreso, y su dinamización debería ser una prioridad para gobiernos que deseen un estado de bienestar como al que nuestra población aspira. Porque investigar es la única manera a través de la cual nuestra sociedad puede progresar. Atanasio Pandiella es investigador del Centro del Cáncer de Salamanca.
Número de Páginas: 
1
Tipo de Impresión: 
Blanco y Negro
Archivo PDF: 
prensa/noticias/201906/00238TMH.pdf
Identificador Tema: 
93 644
Tema: 
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA