Con Luis Cortés, Salamanca "empezó a hablar con autoridad de lo francés", redescubrió lo popular e interpretó la escalera del Estudio Un humanista "de saber y vivir" LAS SERIES DEL CENTENARIO MENTES PRODIGIOSAS C.R. Salamanca-"Sabía el sitio exacto donde anidaba el martín pescador, el aire preferido del milano y el charco donde somormujaban los porrones. Conocía el día, la hora casi, en que debía llegar la cigüeña negra, de paso hacia su estío". Eso y también cuándo las tortugas salían de su letargo invernal. "Coleccionaba cucharas cinceladas por pastores cellinis, fastuosos yugos portugueses, primores de museo popular. Tenía por amigos los areneros del río, los vendedores de lo pobre, y los gitanos". Con estas palabras lo recordaba Fernando Lázaro Carreter en un libro homenaje de amigos y colaboradores. Como humanista "de saber y vivir", definió el que fuera director de la Real Academia Española al filólogo, etnógrafo y escritor Luis Cortés Vázquez (1924-1990). Todas sus palabras hacia él eran de gratitud, porque con él aprendió hasta "que también los peces paren". Aunque murciano, su vida "enraíza" en las provincias de Salamanca y Zamora, donde "a caballo entre ambas, en las Arribes del Duero, transcurrirá parte de su infancia, impregnada ya, para siempre, de lo genuino del mundo rural, cuyo estudio se rá uno de sus principales afanes hasta es final de sus días", señala Ramón Grande del Brío en el Diccionario Biográfico Español. Fue concejal del Ayuntamiento de Salamanca bajo el mandato del alcalde Pablo Beltrán de Heredia, como recuerda su hijo Francisco, profesor de Filología Griega en la Universidad de Salamanca. Pero su principal contribución la hizo desde la Facultad de Letras del Estudio salmantino. Con él, quien previamente había recibido una beca de estudio en la Sorbona, Salamanca "empezó a hablar de lo francés con autoridad", afirmó Lázaro Carreter. Lo hizo de la mano de su mujer, la parisina Paulette Gabaudam y desde la cátedra de Francés. De carácter polifacético, le interesó "todo lo que es el saber humano: botánica, ornitología y allí están sus películas maravillosas del campo de Salamanca con sus plantas, flores y arbustos, y sus pájaros, desconocidos para muchos de nosotros", aseguraba el también catedrático, traductor, periodista y editor Aurelio Rauta, quien destacaba su pasión por el arte y que "recorría todos los rincones de Salamanca, desconocidos, para encontrar algo nuevo y valioso". Escalera a la sabiduría. Y en ese inquieto ansia de conocimiento, "súbitamente" en mayo de 1983 "subiendo una vez más la escalera", recibió "la luz interpretativa al observar el doble emblema de la Prudencia y el Consejo", según contó él mismo en el prólogo de "Ad Summun Caeli", una obra en la que interpreta el pro LA FRASE "Le interesó todo lo que es el saber humano: botánica, ornitología y allí están sus películas maravillosas del campo de Salamanca con sus plantas, flores, arbustos, y sus pájaros" grama alegórico de la mítica escalera del Edificio Histórico de la Universidad. A él, debe la ciudad también la obra sobre "La vida estudiantil en la Salamanca clásica". Una prolífica obra. "Luis Cortes, que pasó buena parte de su vida entre libros, no dejó nunca de lado la vida real", subraya Tomas Gonzalo Santos en la biografía que le dedicó. Coleccionaba de todo hasta convertir su casa en un museo, sobre todo de objetos de arte popular, como husos, ruecas o yugos. Y su gran interés por recorrer las tierras y pueblos le llevó, cuenta Grande del Brío, a recopilar toda clase de datos para la elaboración de sus trabajos sobre etnografía, lexicografía y toponimia. "Abrió nuevos caminos al estudio de la Dialectología y las tradiciones populares, y ensanchó todos más, en diversos campos de los estudios humanísticos, habiendo legado una magna obra, destacada por el rigor, la variedad y la profundidad en el tratamiento de los distintos temas que la componen", asegura en el Diccionario Biográfico Español. Sobre la alfarería, el habla popular, cuentos populares, el Lazarillo de Tormes, la historia del libro, las leyendas de Sanabria, el refranero zamorano, la fachada de San Esteban, la vida estudiantil, la poesía rumana... Hay libros sobre la más variada temática que llevan la firma de Luis Cortés. Habrían sido más, pero falleció poco después de jubilarse en 1990 dejando, según Gonzalo Santos, "inconclusos toda una serie de trabajos que había estado gestando a lo largo de su vida". Luis Cortés. FOTOS: ARCHIVO LUIS CORTÉS-PAULETTE GABAUDAN. FILMOTECA DE CYL CATEDRÁTICO POLIFACÉTICO AMANTE DE LA NATURALEZA, LA HISTORIA Y LA TRADICIÓN 3 Muchos son los saberes que dominaba Luis Cortés, según quienes le conocieron, pero si algo destacan todos era su amor por la naturaleza y por conocer los secretos de los pueblos y todos los rincones de Salamanca y Zamora.