UNA «SUBASTA DE CUERPOS» EN LEÓN DESATA UNA NUEVA GUERRA CONTRA LAS NOVATADAS
Una «subasta de cuerpos» en León desata una nueva guerra contra las novatadas Varias universidades piden ayuda a la Policía Local o contratan vigilancia privada para atajar una práctica que está al límite de la legalidad E. MONTAÑÉS / I. MIRANDA / M. ANTOLÍN MADRID/ VALLADOLID Chupar el ano a un gato, lavarse los dientes con la escobilla del váter o beber alcohol por un embudo hasta perder el conocimiento. Son algunas de las «novatadas» al límite de la legalidad que, año tras año, se repiten con la llegada del otoño a las universidades. En algunos centros ni siquiera ha empezado el curso y ya se multiplican las escenas escabrosas. Entre las últimas, la vivida el pasado martes en León, donde un grupo de jóvenes en ropa interior, o directamente desnudos, participaba en una «subasta de novatos» mientras la gente pujaba por los alumnos sin caer en la cuenta de que podían estar incurriendo en un grave trato vejatorio. Los esfuerzos de la mayoría de universidades siguen sin dar fruto. Si antes las novatadas se reducían al primer día de clase y sólo se llevaban a cabo en algunas facultades, ahora se extienden durante varias jornadas. En muchas ocasiones, el alcohol forma parte protagonista de ellas. «Los actos del martes han constituido una lamentable excepción y de ninguna manera han sido autorizados por el Vicerrectorado de estudiantes», explicó ayer la Universidad de León, que sí tenía conocimiento de gincanas y otras pruebas en el campus. La institución calificó «como fuera de lugar e impropios» los hechos, pero indicó que no tiene constancia de que se haya denunciado ninguna conducta vejatoria. No obstante, adoptará «las medidas necesarias para impedir que este tipo de hechos puedan volver a repetirse». Miedo a decir «no» También se pronunció al respecto la comisión de fiestas del centro en el que se produjo la polémica subasta. «Desde un principio no se obligó a nadie a desnudarse, todo aquel que lo hizo fue porque quiso y bajo su responsabilidad», aseguraron. Pero, ¿quién se niega «Los jóvenes tienen miedo a decir que no pasan por eso, por si dejan de estar dentro del grupo o les rechazan», cuenta la psicóloga Silvia Álava, del Centro de Psicología Álava Re- Delitos penados con hasta seis años de prisión Aunque no hay una regulación específica que penalice las novatadas, y los comportamientos vejatorios no están tipificados como delitos penales en sí, los abogados de Legálitas recuerdan que muchas novatadas pueden comportar conductas delictivas que vienen recogidas en el Código Penal y que comportan penas de cárcel de hasta seis años de prisión. Los letrados piden que se denuncie toda coacción, lesión y delito contra el honor. Por otro lado, el Estatuto del Universitario de 2010 (Plan Bolonia) defiende que la educación tiene que impartirse en un marco de salud, seguridad, respeto y no discriminación, valores que estas conductas transgreden. Cada universidad y cada reglamento de colegio mayor o residencia regula y redacta si prohíbe explícitamente o no las novatadas. Represalias «Quien se niega a seguir las reglas suele sufrir represalias», dicen en la entidad No Más Novatadas yes. La experta, además, añade otro factor: la falta de asertividad entre los jóvenes, saber decir que «no es no». También el psicólogo Javier Urra, quien fuera primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, afirma con rotundidad a ABC que «si se aceptan las novatadas, es por presión social y de grupo». «¿Quién -dicese va a negar a soportar las burlas y los maltratos físicos y psicológicos de los veteranos ». Se busca la aprobación del grupo y evitar quedar aislados. Además, hay otro problema, agrega, y es que «un joven que ha sufrido una novatada un año, al año siguiente impone los mismos criterios. Al ser ya un veterano busca resarcirse con los alumnos nuevos». Para Urra, el peligro de las novatadas es que se traspasen los límites de la broma y se cometan actitudes delictivas como coacciones, lesiones y delitos contra el honor. Todas ellas prácticas recogidas en el Código Penal. El papel de la Universidad Sin embargo, no hay una regulación específica sobre las novatadas y dada la presión que ejerce el entorno de los estudiantes, los psicólogos reclaman más implicación por las universidades y sobre todo, por parte de los directores de las residencias universitarias y colegios mayores. «Hay buena parte de ellos que están mirando para otro lado o mantienen cierta distancia de estos hechos», aseguran a ABC. Son las prácticas humillantes las que más inquietan a los centros académicos. En algunas universidades de Castilla y León han pedido colaboración a las policías locales e incluso han contratado seguridad privada de su bolsillo para vigilar todo lo que sucede en su campus, como en Valladolid. La Universidad de Salamanca se ha dirigido a los estudiantes pidiendo que aquellos que se sientan humillados o vejados denuncien ante la institución, y en la Universidad de Murcia no ha pasado desapercibido un reciente lanzamiento de huevos a novatos. «El Rectorado actuará con rigor disciplinario en el caso de las novatadas que se lleven a cabo o se promueva su realización», comunicó. También desde hace años, la Universidad de Extremadura prohíbe esta práctica. «No queremos que nuestra ciudad y nuestro campus estén repletos de jóvenes carapintadas en cordada, más propios de un campamento de verano de película americana, que de una Universidad», recuerdan. Al final, los veteranos dan órdenes y se intentan posicionar un peldaño por encima de sus compañeros primerizos exigiendo un trato de usted e impartiendo órdenes sin cesar a los «nuevos de mierda», como les llaman. Y si un estudiante decide no participar, éste, explica Loreto González, presidenta de la asociación No Más Novatadas, «se convierte en una persona no deseable por el grupo y suele sufrir represalias y un aislamiento muy marcado» como no permitirle el uso del ascensor, obligarle a abandonar salas comunes, bullying, etc. «Actos que no / Los novatos, al mejor postor Escenas de la subasta, el pasado martes, en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de León Los psicólogos alertan de que hay que discernir entre bromas, como un baño de harina, leche y huevo (arriba en Granada), y vejaciones, como, abajo en Madrid, obligar a alguien a que se desnude y se embriague serían tolerados en otros ámbitos, suelen ser aceptados, justificados e incluso aplaudidos», asegura González en referencia a las novatadas que se vuelven sexistas y machistas. Simular una felación con un plátano, comer una cereza en la entrepierna de las chicas, tocamientos o, incluso, presiones para mantener relaciones sexuales, son algunas de las obligaciones que mues- AA- ¥W*»*M*= ALFREDO AGUILAR 1 ISABEL PERMUY tran la cara más vergonzosa de esta «costumbre», informa Marco Naya. De acuerdo con las palabras de González, «el sexismo está presente» muy a menudo. «Se quebranta muchas veces los límites de la intimidad personal», añade Urra. La solución para evitar las humillaciones sería la denuncia, según la presidenta de No Mas Novatadas, una opción que no suele ejercitarse. Bromas de muy mal gusto Quemar banderas Ante la Embajada de Estados Unidos en Madrid, varios veteranos obligan a los alumnos nuevos a robar la bandera de la entrada ante los agentes de seguridad y llevársela al colegio mayor. En agua congelada Bañarse en las fuentes de agua congelada en pleno invierno en León garantizó a los novatos sometidos un constipado seguro. Cambios estéticos Raparles la cabeza, desnudarlos en la vía pública, disfrazarlos... son jugarretas estéticas que se gastan en residencias de Málaga. Noche de las 3 pruebas En colegios mayores de Madrid los novatos deben superar la noche de la tres pruebas: bañarse en aguas putrefactas con riesgo a infecciones; robar prendas o conseguir pasaportes «soviéticos» en el aeropuerto. Pero también hay opiniones a favor. «Con las novatadas te unes mucho a la gente. Aprendes a convivir y a trabajar en equipo», explica una veterana de uno de los colegios mayores con más solera de Madrid. Las novatadas tienen sentido para integrar a los nuevos, dice Álava, «pero hay que tener cuidado y entender que una broma tiene que ser graciosa para todas las partes».