La gran frontera que separaba a suevos de godos Hallados los poblados amurallados que los reinos peninsulares crearon a lo largo de 275 kilómetros en el siglo V pecialmente en las zonas más montañosas del noroeste: Castro de los Frenos (Nuez de Aliste), Cerro del Castillo (Almaraz de Duero), Dehesa de Morales (Fuentes de Ropel), El Castro (San Pedro de la Viña), Virgen de las Encinas (Abraveses de Tera), El Castillón (Riego del Camino), El Castrico (Abejera) o São João das Arribas (Miranda do Douro), entre otros. El poblado de El Castillón, el último excavado, era uno de los principales. Mantenía relaciones comerciales con otros, al tiempo Los arqueólogos han detectado una muralla perimetral que alcanza cinco metros de anchura y ocho de alto. También se ha localizado una vivienda con ocho habitaciones y un almacén central que fue destruido por el fuego en el siglo V, pero que fue reconstruido. A esta segunda fase pertenecen los restos de un animal caprino enterrado en el suelo y que se cubrió con lajas de pizarra. "Este enterramiento, similar a otros hallados en Gran Bretaña, responde a algún tipo de ritual cuyo objetivo aún desconocemos", dice Sastre. A partir del siglo V, estos asentamientos terminaron convirtiéndose en sedes de la aristocracia local, que cobraba tributos y repartía cereales en caso de hambruna. En el caso de El Castillón, el amurallamiento se mantuvo estable desde finales del V hasta su VICENTE G. OLAYA, Madrid A principios del siglo V, en la esquina noroeste de la Península, se estableció un grupo suevo, una población de origen germánico que creó su propio reino. Pero la irrupción en el año 427 de los visigodos en Hispania, quienes terminarían derrotándolos después de 170 años, originó entre ambos reinos una frontera o limes de 275 kilómetros, que se estableció entre el valle del río Esla (León) y el del Sabor (Portugal). Ahora, el estudio Fortificaciones tardoantiguas en la frontera entre suevos y visigodos, del arqueólogo José Carlos Sastre Blanco y publicado por el Institut Català d'Arqueologia Clàssica, reconstruye aquella línea defensiva y da cuenta de los últimos descubrimientos realizados en esas ciudades fortificadas. Entre ellas la de El Castillón (Santa Eulalia de Tábara, Zamora), levantada por los suevos, con una muralla de ocho metros de altura y cinco de ancho, dos grandes edificios habitables, áreas de almacenamiento de fauna y cereales, así como una importante área metalúrgica destinada al procesado del hierro. "Estos hallazgos convierten este enclave en un referente sobre la antigüedad tardía en la Península", explica Sastre, miembro de la Asociación Científico-Cultural Zamora Protohistórica. "Las últimas investigaciones arqueológicas que se han llevado a cabo en algunos yacimientos como El Castillón o la Quinta de Crestelos (Mogadouro, Portugal)", afirma el arqueólogo, "unidas a la información ya existente, permiten conocer cómo los hechos históricos y políticos afectaron a estos poblados". Los asentamientos se alzaban en lugares elevados para controlar los vados y las comunicaciones. Estaban vinculados a las élites locales suevas, pero muy alejados de los centros de poder de visigodos y suevos (Braga, Toledo, Lugo o Astorga), lo que les confería cierta autonomía. Estos castra o castella de frontera "presentan rasgos que indican una cierta función militar y de control del territorio en el momento en que el espacio es escenario de disputa entre ambos reinos". Su número es abundante, es Excavación de una vivienda del yacimiento suevo de El Castillón. / ASOCIACIÓN CIENTÍFICOCULTURAL ZAMORA PROTOHISTÓRICA que una importante actividad ganadera y agrícola, tal y como confirman los análisis arqueozoológicos de la Universidad de Salamanca y el CSIC. Se alzaba sobre un imponente farallón que le dotaba, por el este, de un gran carácter defensivo. Sin embargo, por el oeste se vio obligado a levantar potentes elementos protectores. abandono en el VI, aunque con numerosas reparaciones propias del paso del tiempo y la pérdida de estabilidad de las estructuras, no asociadas a un acontecimiento de carácter bélico". Es decir, sus imponentes defensas disuadieron a sus enemigos de atacarlo. Pero por algún motivo desconocido aún, fue abandonado.