EL DIFÍCIL SALTO AL CAMPUS DESDE EL CENTRO DE MENORES

EL DIFÍCIL SALTO AL CAMPUS DESDE EL CENTRO DE MENORES

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"Son muy resilientes. Se quieren dedicar a ello porque han sufrido lo que han sufrido", apunta Cabanes. Es el caso de Laura (nombre ficticio "por protección personal", apostilla), otra de las beneficiarias del programa, que en septiembre empezó Educación Social en la Universidad de Barcelona. La eligió, explica, por la buena relación que estableció con su educador y de todo lo que le ha tocado vivir. "Hay muchas necesidades que atender y qué mejor una persona que lo haya vivido", explica la joven de 20 años. Falta de referentes Después del bachillerato, Laura cursó un grado superior de FP en Integración Social, pero decidió no quedarse aquí. "Quería una titulación más alta porque te abre más puertas y puedes decidir dónde quieres trabajar", señala. Aunque tenía casi un 9, no le llegaba para entrar en la Universidad de Barcelona, por lo que tendría que haberse trasladado a Girona, así que está encantada con el programa. "Los tutelados viven en una situación difícil donde a veces los estudios no son la prioridad, ni tampoco tienes referentes que hayan llegado a la universidad. Así que esta es una oportunidad y una motivación para ellos, que vean que su futuro puede ser diferente. Flavia lamenta que todavía hay mucho "desconocimiento y prejuicios" sobre los tutelados. "Si dices que vives en un centro de menores la gente se piensa que eres un delincuente. Y tampoco quiero que me tengan pena", asevera y admite reservas a la hora de explicar su situación a sus compañeros. "A veces te dicen: 'No me lo hubiera imaginado'. Y si lo cuento me da miedo que cambien su actitud, porque no sabes si te tratan como te tratan por ser tutelada", añade. Hace un mes que Flavia empezó Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Barcelona. Le costó. Se levanta a las 5.30 para coger dos autobuses desde Banyoles (Girona). Y se le sumó la angustia de recibir el aviso de que le habían denegado la beca, por un error administrativo. "Los primeros días fueron agobiantes, todo era nuevo, no conocía a nadie, nuevas dinámicas¿ Pero después de dos semanas ya me sentí más cómoda y empecé a hacer amigos". Asegura que de pequeña le atraían el Derecho y los abogados, pero después descubrió el ámbito de la diplomacia. "Me interesa la relación entre los Estados, los tratados, cómo se inician las guerras¿". En un futuro no muy lejano, Flavia se ve en Barcelona, viviendo de forma autónoma, pagándose un máster. Laura solo lleva un mes en el campus, pero asegura estar encantada. "Los profesores son muy empáticos y tratan con delicadeza los temas. Además, es un método de enseñanza moderno, adaptado a las necesidades de la carrera". Se ve con un trabajo estable y un piso: "Para ser feliz es clave poder dedicarte a lo que más te gusta. ¿Qué más se puede pedir?". Flavia Bistriceanu, estudiante de Relaciones Internacionales, fotografiada en la Universidad Autónoma de Barcelona. / GIANLUCA BATTISTA Cataluña pone en marcha una iniciativa para reservar un cupo en la universidad a los alumnos tutelados El difícil salto al campus desde el centro de menores IVANNA VALLESPÍN, Barcelona Hace seis años, Flavia Bistriceanu entró en el sistema de protección de menores. El motivo se lo reserva, demasiado doloroso. "Hay una temporada en que no estás, hasta que haces un clic y decides qué camino seguir. Pero necesitas ayuda para superar ciertas barreras", explica la joven de 17 años. Se enfocó en un objetivo: estudiar la carrera de Relaciones Internacionales. No obstante, tras aprobar la Selectividad, la nota no le llegaba. "Aunque seas bueno para los estudios, la parte emocional es más fuerte", admite. De forma inesperada logró entrar gracias a un nuevo programa de la Generalitat de Cataluña de reserva de plazas para jóvenes tutelados. "Esta es una buena forma de mostrar a los tutelados que no solo pueden sobrevivir, y que tu pasado no tiene por qué condicionarte el futuro, sino que puedes redireccionarlo". La iniciativa surge de los 12 campus catalanes, públicos y privados, en acuerdo con los departamentos de Universidades, y Derechos Sociales (del que depende la tutela de menores). Se concreta en la reserva de una plaza en todos los grados de cada universidad para estudiantes que hasta los 21 años están protegidos por el sistema aunque ya no cuenten con la tutela de la Administración. Este curso ocho jóvenes se han beneficiado de la medida. En muchas universidades ya gozan de ella colectivos tan diversos como personas con alguna discapacidad, los mayores de 25 y de 40 años, deportistas de élite o miembros del pueblo gitano. En los campus de Granada o Cádiz, cuentan con reserva de plazas en colegios mayores, pero no en grados. Estos alumnos llegan a la universidad con una mochila cargada de ayudas para cubrir todas las necesidades, desde la matrícula del primer curso (la renovación de la beca dependerá de su rendimiento, como el resto), la residencia o una prestación para gastos. "Se trata de darles la oportunidad y que no les suponga ningún impedimento. A veces, tienen revulsivos en su vida que les hacen dar pasos atrás y con estas medidas se trata de darles un empujón hacia adelante y ayudarlos en el tránsito en la vida adulta, que si ya es difícil para el resto de personas, imaginemos para los tutelados", reflexiona Ester Cabanes, directora de Infancia de la Generalitat. La secretaria general del Consejo Interuniversitario de Cataluña (organismo que agrupa Generalitat y rectores), Cristina Gelpí, añade que, además de facilitar la vía de acceso, debe haber un acompañamiento. "Encontrarán una persona y equipo de referencia en lo que puedan necesitar". Laura (nombre ficticio), alumna de Educación Social en Barcelona. / ALBERT GARCIA Las instituciones públicas y privadas guardan un puesto en sus carreras Estos jóvenes, por sus vivencias, suelen elegir Trabajo Social o Educación En los campus ya había jóvenes que provienen del sistema de protección. El curso pasado, las aulas catalanas contaban con 122 alumnos de este perfil, que accedieron como el resto de sus compañeros. La nueva iniciativa allana el camino a aquellos que han aprobado el bachillerato y la Selectividad, pero no han logrado nota para entrar en la carrera deseada. "Queremos que tengan esta oportunidad, porque tienen la dificultad añadida de tener un futuro incierto, no están con su familia, y saben que el sistema de protección un día se acabará", tercia Cabanes. Muchos de los alumnos tutelados escogen una FP relacionada con el cuidado de las personas, pero también carreras como Educación Social o Trabajo Social.

Posición: 
4
Medio: 
PAIMA
Procedencia: 
MADRID
Número de Lectores: 
764 000
Tirada: 
99 204
Difusión: 
66 829
Sector: 
INFORMACION GENERAL
Periodicidad: 
Diaria
Clasificación: 
Información General
Identificador Noticia: 
151 246 924.00
Titular: 
EL DIFÍCIL SALTO AL CAMPUS DESDE EL CENTRO DE MENORES
Autor: 
IVANNA VALLESPÍN, Barcelona Hace seis añ
Fecha: 
Lunes, 17 Octubre, 2022
Superficie: 
879.50
Página: 
24
Fotografía: 
1
Texto libre: 
"Son muy resilientes. Se quieren dedicar a ello porque han sufrido lo que han sufrido", apunta Cabanes. Es el caso de Laura (nombre ficticio "por protección personal", apostilla), otra de las beneficiarias del programa, que en septiembre empezó Educación Social en la Universidad de Barcelona. La eligió, explica, por la buena relación que estableció con su educador y de todo lo que le ha tocado vivir. "Hay muchas necesidades que atender y qué mejor una persona que lo haya vivido", explica la joven de 20 años. Falta de referentes Después del bachillerato, Laura cursó un grado superior de FP en Integración Social, pero decidió no quedarse aquí. "Quería una titulación más alta porque te abre más puertas y puedes decidir dónde quieres trabajar", señala. Aunque tenía casi un 9, no le llegaba para entrar en la Universidad de Barcelona, por lo que tendría que haberse trasladado a Girona, así que está encantada con el programa. "Los tutelados viven en una situación difícil donde a veces los estudios no son la prioridad, ni tampoco tienes referentes que hayan llegado a la universidad. Así que esta es una oportunidad y una motivación para ellos, que vean que su futuro puede ser diferente. Flavia lamenta que todavía hay mucho "desconocimiento y prejuicios" sobre los tutelados. "Si dices que vives en un centro de menores la gente se piensa que eres un delincuente. Y tampoco quiero que me tengan pena", asevera y admite reservas a la hora de explicar su situación a sus compañeros. "A veces te dicen: 'No me lo hubiera imaginado'. Y si lo cuento me da miedo que cambien su actitud, porque no sabes si te tratan como te tratan por ser tutelada", añade. Hace un mes que Flavia empezó Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Barcelona. Le costó. Se levanta a las 5.30 para coger dos autobuses desde Banyoles (Girona). Y se le sumó la angustia de recibir el aviso de que le habían denegado la beca, por un error administrativo. "Los primeros días fueron agobiantes, todo era nuevo, no conocía a nadie, nuevas dinámicas¿ Pero después de dos semanas ya me sentí más cómoda y empecé a hacer amigos". Asegura que de pequeña le atraían el Derecho y los abogados, pero después descubrió el ámbito de la diplomacia. "Me interesa la relación entre los Estados, los tratados, cómo se inician las guerras¿". En un futuro no muy lejano, Flavia se ve en Barcelona, viviendo de forma autónoma, pagándose un máster. Laura solo lleva un mes en el campus, pero asegura estar encantada. "Los profesores son muy empáticos y tratan con delicadeza los temas. Además, es un método de enseñanza moderno, adaptado a las necesidades de la carrera". Se ve con un trabajo estable y un piso: "Para ser feliz es clave poder dedicarte a lo que más te gusta. ¿Qué más se puede pedir?". Flavia Bistriceanu, estudiante de Relaciones Internacionales, fotografiada en la Universidad Autónoma de Barcelona. / GIANLUCA BATTISTA Cataluña pone en marcha una iniciativa para reservar un cupo en la universidad a los alumnos tutelados El difícil salto al campus desde el centro de menores IVANNA VALLESPÍN, Barcelona Hace seis años, Flavia Bistriceanu entró en el sistema de protección de menores. El motivo se lo reserva, demasiado doloroso. "Hay una temporada en que no estás, hasta que haces un clic y decides qué camino seguir. Pero necesitas ayuda para superar ciertas barreras", explica la joven de 17 años. Se enfocó en un objetivo: estudiar la carrera de Relaciones Internacionales. No obstante, tras aprobar la Selectividad, la nota no le llegaba. "Aunque seas bueno para los estudios, la parte emocional es más fuerte", admite. De forma inesperada logró entrar gracias a un nuevo programa de la Generalitat de Cataluña de reserva de plazas para jóvenes tutelados. "Esta es una buena forma de mostrar a los tutelados que no solo pueden sobrevivir, y que tu pasado no tiene por qué condicionarte el futuro, sino que puedes redireccionarlo". La iniciativa surge de los 12 campus catalanes, públicos y privados, en acuerdo con los departamentos de Universidades, y Derechos Sociales (del que depende la tutela de menores). Se concreta en la reserva de una plaza en todos los grados de cada universidad para estudiantes que hasta los 21 años están protegidos por el sistema aunque ya no cuenten con la tutela de la Administración. Este curso ocho jóvenes se han beneficiado de la medida. En muchas universidades ya gozan de ella colectivos tan diversos como personas con alguna discapacidad, los mayores de 25 y de 40 años, deportistas de élite o miembros del pueblo gitano. En los campus de Granada o Cádiz, cuentan con reserva de plazas en colegios mayores, pero no en grados. Estos alumnos llegan a la universidad con una mochila cargada de ayudas para cubrir todas las necesidades, desde la matrícula del primer curso (la renovación de la beca dependerá de su rendimiento, como el resto), la residencia o una prestación para gastos. "Se trata de darles la oportunidad y que no les suponga ningún impedimento. A veces, tienen revulsivos en su vida que les hacen dar pasos atrás y con estas medidas se trata de darles un empujón hacia adelante y ayudarlos en el tránsito en la vida adulta, que si ya es difícil para el resto de personas, imaginemos para los tutelados", reflexiona Ester Cabanes, directora de Infancia de la Generalitat. La secretaria general del Consejo Interuniversitario de Cataluña (organismo que agrupa Generalitat y rectores), Cristina Gelpí, añade que, además de facilitar la vía de acceso, debe haber un acompañamiento. "Encontrarán una persona y equipo de referencia en lo que puedan necesitar". Laura (nombre ficticio), alumna de Educación Social en Barcelona. / ALBERT GARCIA Las instituciones públicas y privadas guardan un puesto en sus carreras Estos jóvenes, por sus vivencias, suelen elegir Trabajo Social o Educación En los campus ya había jóvenes que provienen del sistema de protección. El curso pasado, las aulas catalanas contaban con 122 alumnos de este perfil, que accedieron como el resto de sus compañeros. La nueva iniciativa allana el camino a aquellos que han aprobado el bachillerato y la Selectividad, pero no han logrado nota para entrar en la carrera deseada. "Queremos que tengan esta oportunidad, porque tienen la dificultad añadida de tener un futuro incierto, no están con su familia, y saben que el sistema de protección un día se acabará", tercia Cabanes. Muchos de los alumnos tutelados escogen una FP relacionada con el cuidado de las personas, pero también carreras como Educación Social o Trabajo Social.
Número de Páginas: 
1
Tipo de Impresión: 
Blanco y Negro
Archivo PDF: 
prensa/noticias/202210/002I1QVG.pdf
Identificador Tema: 
93 644
Tema: 
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
Nombre medio: 
El País