Durante los últimos años la minería ha sido vista como una actividad incompatible con las nuevas tendencias sociológicas (medio ambiente, responsabilidad social corporativa, nuevas ideas para tener una sociedad más comprometida con el entorno…). Sin embargo, nuestra sociedad se basa, a todos los efectos, en el uso de tecnologías que utilizan materias primas de origen mineral. La sociedad actual ha enarbolado la bandera del medio ambiente sin tener en cuenta el uso que hace en su día a día de productos extraídos de explotaciones mineras. No obstante, esa carrera por las innovaciones tecnológicas implica que sean países del tercer mundo los que tengan que soportar aquellas actividades económicas que el primer mundo no quiere cerca, con una actitud “políticamente correcta” en nuestro entorno pero hipócrita hacia los más desfavorecidos.

Conscientes de la necesidad de cambio, las nuevas empresas mineras han implementado actuaciones tendentes a compatibilizar su actividad con el entorno medioambiental y social donde se localizan. Ejemplo de éxito social y medioambiental por su desarrollo sostenible es la mina de Barruecopardo, que además se localiza en un espacio protegido (ZEPA Arribes del Duero), donde existen especies con diferentes grados de protección.