A pesar del incesante trabajo de numerosos especialistas, el siglo XVII español, en lo que a la música se refiere, sigue siendo escasamente conocido. Un personaje fundamental de él es José Marín, un cantante y compositor cuya azarosa vida parece sacada de una comedia de capa y espada. Sus “Tonos humanos” son canciones amatorias que encuentran su equilibrio entre el refinamiento cortesano y los elementos populares, e incluso picarescos. Son obras que oscilan entre el más profundo y estilizado lirismo y los típicos ritmos españoles de seiscientos, preludiando elementos que, muchos años después, reaparecerán en la tonadilla.
El grupo “Laberintos ingeniosos”, integrado para esta ocasión por dos de los intérpretes españoles de música antigua de trayectoria
más amplia, sólida y reconocida, propone