Ediciones Universidad de Salamanca publica la primera edición en castellano de las «Memorias» del general Thiébault, gobernador de Castilla la Vieja durante la Guerra de la Independencia

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 La Universidad acompaña las «Memorias» con una semblanza biográfica y un estudio introductorio a cargo de los especialistas Miguel Ángel Martín Mas y Ricardo Robledo
13/05/2015
Autores: 
Comunicación Universidad de Salamanca
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Ediciones Universidad de Salamanca publica la primera edición en castellano de las «Memorias» del Barón Paul Thiébault, general de Napoleón Bonaparte y gobernador de Castilla la Vieja durante la Guerra de la Independencia, en un cuidado volumen acompañado por una  semblanza biográfica y un estudio introductorio, en el que destacan las intervenciones del general en su plan de renovación para la Universidad de Salamanca y su determinación en la lucha contra la partida guerrillera de Julián Sánchez «El Charro». 

La obra fue presentada por el vicerrector de Investigación y transferencia, Juan Manuel Corchado, en la rueda de prensa celebrada en el Rectorado en la que estuvo acompañado por Eduardo Azofra, director de Ediciones Universidad de Salamanca, y Miguel Ángel Martín Mas, historiador, traductor de lengua inglesa y especialista en las guerras napoleónicas, y Ricardo Robledo, excatedrático de Historia Económica de la Universidad de Salamanca, autores de la semblanza biográfica y del estudio introductorio del volumen.

El contenido principal de las «Memorias», de cuya traducción se han ocupado Ángela Flores García, Danielle Dubroca Galín y María Vicenta Hernández Álvarez, lo ocupa la descripción de las campañas militares (especialmente las invasiones de Portugal), las trifulcas de los mariscales o los avatares de la administración francesa, pero hay lugar para la anécdota, la defensa de su conducta (reivindicación frente a la calumnia) o el galanteo, y todo, como advirtió su editor francés, sin ajustarse a la sobriedad en el relato. 

El volumen cubre la estancia de Thiébault en la Península en tres momentos distintos. El primero, durante mayo-junio de 1801, responde al conflicto conocido popularmente como «Guerra de las Naranjas». España, siguiendo el dictado de Napoleón, declaró la guerra a Portugal para quebrar su alianza con los ingleses. La segunda, a finales de 1807, tiene a Salamanca como lugar de paso y a Portugal de nuevo como destino. La tercera estancia fue más prolongada, desde finales de 1808 hasta 1812.

Durante esos tres años, Thiébault tuvo a su cargo los gobiernos de Burgos y de Salamanca y el mando de otras ciudades de Castilla la Vieja, lugares clave para el mantenimiento de la ruta estratégica que iba de Hendaya a la frontera portuguesa. Dichos capítulos responden al protagonismo militar, político y administrativo de Thiébault durante la Guerra de la Independencia.

Las «Memorias» del Barón Paul Thiébault, general de Napoleón Bonaparte, se publicaron entre 1893-1895, medio siglo después de su fallecimiento, en 5 volúmenes in-8º, auspiciadas por su hija y con la intermediación de Fernand Calmettes como editor. Fueron escritas a lo largo de 15-20 años, en plena efervescencia del género biográfico; por entonces ya las habían publicado los generales Hugo (1823), Suchet (1828), La Fayette (1837-1838) o la Duquesa de Abrantes (1836-1837), entre otros. Se convirtieron inmediatamente en un éxito editorial. El estilo provocativo y el tono áspero con el que se dirigió a sus colegas contribuyeron a su éxito.

Thiébault era un personaje culto, con dominio de la cultura clásica, como demuestra en las «Memorias», y por este y otros motivos el libro que publica Ediciones Universidad de Salamanca es algo más que una memoria del conflicto bélico.

Urbanismo e higienismo en las ciudades de Burgos y Salamanca La primera actuación urbanística de Thiébault a su llegada a Salamanca fue la orden, en febrero de 1811, de numerar las casas. Hasta entonces, solamente las casas de algunas comunidades e instituciones llevaban una inscripción sobre el dintel de la puerta donde se indicaba el propietario y un número que correspondía al orden que hacían dentro del conjunto de las posesiones de ese dueño, sin guardar por tanto ninguna conexión con las casas contiguas.

La siguiente acometida fue la construcción de la Plaza de Anaya. En sus «Memorias» se recrea en la ejecución de esta reforma con detalles que no siempre debemos aceptar del todo. Empieza el gobernador por reconocer que la idea no había sido suya, sino del obispo Tavira. Más de una vez remite a la autoridad moral del obispo salmantino para llevar a cabo esta obra de la que él se considera un simple ejecutor y que ocasionó el derribo de varias docenas de casas que, repartidas entre callejuelas, se interponían entre el Colegio y la Catedral.

Es reseñable cómo el gobernador se jacta de haber llevado a cabo la operación en cinco días, de forma tan expeditiva que se evitó cualquier maniobra dilatoria de los afectados. Sin embargo, como apunta el Libro de Noticias de Zaonero, «en julio acavaron de demoler las casas que estavan delante del Colejio Viejo; principiaron a tapar la calle de Azotados, para formar la plazuela». Es decir, habían transcurrido tres meses y medio entre el anuncio y la demolición. Otra medida reseñable recogida en el volumen elaborado por Ediciones Universidad documenta cuando Thiébault publicó el Decreto de 24 de febrero de 1809, por el que se ordena el fin de las sepulturas en las iglesias y el inicio del nuevo cementerio por razones de higiene y salubridad.

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