Salamanca, 12 de abril de 2011. Con motivo del bicentenario del fallecimiento de Gaspar Melchor de Jovellanos (Gijón 1744 – Navia 1811), el Ayuntamiento de Gijón (Asturias) y Acción Cultural Española han organizado la exposición “Jovellanos, Asturias y la Ilustración (1744-1811)”, que se celebrará de abril a septiembre en Gijón, en el Palacio de Revillagigedo y en la Casa natal de Jovellanos.
La Universidad de Salamanca está presente en la muestra con el préstamo de un volumen facticio recopilado por Lorenzo Velasco, abogado salmantino que donó a la Universidad en 1922 de su biblioteca privada. Aunque el volumen consta de 20 piezas de la época, la obra que ha interesado a los organizadores es la titulada “La sirena de Torres”, raro folleto de 16 páginas que contiene un largo poema, recitado en el Real Instituto Asturiano en noviembre de 1797 con ocasión del nombramiento de Jovellanos como embajador en Rusia. El título hace mención a la Punta de Torres, “distante poco más de media legua de la Villa de Gijón”. La canción, de gusto pastoril, está plagada de alusiones a las playas gijonesas y al río Piles, aunque también a la pesadumbre por el forzoso y lejano viaje que iba a emprender Jovellanos:
El que os daba hasta ahora, Qual Padre cariñoso, El sustento, el amparo y el reposo, Lleva el hado tirano A un país tan lejano, Que tarde el Sol le dora, Y baña apenas la rosada aurora.
A pesar de su anodina apariencia, el folleto guarda sorpresas. Curiosamente, parece que el Real Instituto se precipitó en la celebración, pues Jovellanos, que rechazó el cargo, no solo no llegó a ir a San Petersburgo, sino que además Godoy le ofreció de inmediato el Ministerio de Gracia y Justicia. Puesto que el homenaje ya no tenía razón de ser, nadie se encargó de publicar el folleto en Asturias, como hubiera sido esperable. Jovellanos fue ministro hasta agosto de 1798, durante menos de un año. En su caída política estuvo acompañado por el fiscal de la sala de alcaldes en Madrid, su amigo el poeta Meléndez Valdés, uno de sus vínculos con Salamanca. En ese mismo año Jovellanos tuvo que retirarse a Gijón, lejos de la Corte.
No obstante, la obrita fue impresa en Salamanca en 1798, aunque, a juzgar por los pocos ejemplares conocidos, tuvo una corta tirada. Jovellanos estuvo realmente ligado a Salamanca entre 1790 y 1791, cuando desde su puesto de Consejero de Órdenes se ocupó de la reforma de los colegios de las órdenes militares. En los años posteriores no volvió a tener una relación directa con la ciudad e incluso su colaborador Meléndez Valdés no había vuelto aún a Salamanca en 1798, tras el cese político de ambos. Permanecían en Salamanca, sin embargo, algunos de los poetas del grupo de Meléndez Valdés. Además, en 1798 llegó como obispo de la diócesis salmantina su incondicional Antonio Tavira, propuesto por Jovellanos justo antes de su defenestración, con el objetivo de estudiar posibles reformas de la Universidad y de los colegios. Tal vez, en las horas bajas del político ilustrado por excelencia, los amigos de Salamanca decidieron rendirle su particular homenaje, reinterpretando en clave política un poema que lamentaba –y consolaba-- las ausencias forzosas:
Alivie tus congojas El ver que la Fortuna Siempre alterna importuna El favor y el desdén.
La obra puede consultarse a texto completo en la Biblioteca Digital de la Universidad de Salamanca, a través del Repositorio institucional GREDOS, en la dirección: http://hdl.handle.net/10366/82531.