Científicos del Centro de Investigación del Cáncer (USAL-CSIC) demuestran que un microbioma intestinal intacto protege a los ratones genéticamente predispuestos contra la leucemia

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El trabajo, recién publicado en la revista Blood, ha sido realizado por el grupo dirigido por el investigador principal del Centro de Investigación del Cáncer (CIC-IBMCC), Isidro Sánchez
14/09/2020
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Comunicación Universidad de Salamanca
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A medida que avanza la comprensión de la relación entre los microorganismos presentes en los organismos y el material genético de dichos organismos, este conocimiento está adquiriendo gran importancia en el ámbito biomédico, debido a que puede aportar nuevas estrategias de diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades.

El cuerpo humano alberga alrededor de 100 billones de microbios. Superan en número a las células humanas en el cuerpo en una proporción de 10 a 1. La microbiota intestinal forma parte de los humanos desde el nacimiento y afecta al funcionamiento de todo el organismo. Consiste en una amplia variedad de bacterias, virus, hongos y otros animales unicelulares que viven en el cuerpo. El microbioma es el nombre que se le da a todos los genes dentro de estas células microbianas. Todos los seres humanos albergan entre 10 billones y 100 billones de células microbianas en una relación simbiótica. Esto beneficia tanto a los microbios como a sus anfitriones, siempre y cuando el cuerpo se encuentre en un estado saludable. Las estimaciones varían, pero podría haber más de 1.000 especies diferentes de microorganismos formando la microbiota humana.

Hay muchos estudios que intentan descifrar el genoma humano mediante la secuenciación de todos los genes humanos. De manera similar, el microbioma ha sido objeto de intensos esfuerzos para desentrañar toda su información genética. En este sentido, la comprensión del microbioma, es decir del estudio de la relación de los microorganismos y el material genético, puede aportar respuestas para comprender los factores críticos determinantes en la génesis de enfermedades, como la leucemia linfoblástica aguda de células B precursoras.

La mayoría de las leucemias infantiles son leucemias linfoblásticas agudas de células B precursoras y están causadas por una combinación de predisposiciones genéticas prenatales y eventos oncogénicos que ocurren después del nacimiento. Aunque las predisposiciones genéticas son frecuentes en los niños, y son una condición necesaria para el desarrollo de la enfermedad, menos del 1% de los casos que cuentan con dicha predisposición desarrollarán a lo largo de su vida leucemia linfoblástica aguda de células B precursoras. A día de hoy, se conocen determinados factores implicados en el desarrollo, como por ejemplo los estímulos infecciosos, pero es fundamental profundizar y describir con precisión todos los factores que determinan la génesis de la enfermedad. Si se hallan estos factores críticos se podrán desarrollar nuevas herramientas para que estos niños con predisposición genética no desarrollen la leucemia.

El laboratorio dirigido por el investigador principal Isidro Sánchez García busca definir estos factores críticos en el desarrollo de la leucemia linfoblástica aguda de células B. En este sentido, el grupo acaba de publicar los últimos avances realizados en esta línea de investigación en la revista Blood, trabajo en el que han colaborado equipos de diversas universidades alemanas. Mediante el estudio con ratones que tienen predisposición genética para desarrollar este tipo de leucemia, los investigadores buscan comprender por qué a pesar de tener esta predisposición no todos los individuos desarrollan la enfermedad. Analizando el microbioma de ratones con esta predisposición genética, el equipo del Dr. Sanchez ha mostrado que las alteraciones del microbioma provocadas por el tratamiento con antibióticos en una etapa temprana de la vida fueron suficientes para inducir leucemia en estos ratones genéticamente predispuestos, incluso en ausencia de estímulos infecciosos e independientes de las células T. Además, mediante esta investigación ha identificado que la predisposición genética de estos modelos de ratón dio forma a un microbioma intestinal distinto.

Teniendo en cuenta los datos generados mediante esta investigación, todo parece indicar que el desarrollo de leucemia linfoblástica aguda en ratones con predisposición genética a la misma está más relacionado con una falta de microbiota comensal que con una presencia de bacterias específicas. Para continuar avanzando en esta línea, se requieren estudios a gran escala para determinar si la modificación dirigida al microbioma en niños que tienen la predisposición genética a la leucemia linfoblástica aguda de células B puede convertirse en una estrategia de prevención exitosa.

Referencia del artículo:

https://ashpublications.org/blood/article-abstract/doi/10.1182/blood.2019004381/463729/An-intact-gut-microbiome-protects-genetically?redirectedFrom=fulltext

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Almudena Timón, responsable de Comunicación y Marketing. Centro de Investigación del Cáncer (USAL/CSIC)