
Decía Francisco Salinas, que “no hay mayor utilidad que la que produce la música, porque por ella nos hacemos más humanos, más morales y más doctos”. De esta forma la música y en especial la música coral se ha convertido hoy en la protagonista del acto de entrega de la Medalla de la Universidad de Salamanca al Coro Universitario y al Coro de Cámara, aprobada por unanimidad del Consejo de Gobierno, cuando se conmemoran los 75 y 40 años, respectivamente, de su fundación.
El rector Juan Manuel Corchado resaltó la importancia de esta celebración en la que se festeja no solo la pervivencia de dos proyectos musicales, sino “la permanencia viva de un legado y su capacidad para seguir inspirando, educando y emocionando”.
A su juicio, ambas formaciones musicales han sido “espacios de encuentro, de formación, de servicio, y se han convertido en parte del pulso mismo de nuestra Universidad. En ellas se han dado cita generaciones de estudiantes, de profesores, de personal técnico de gestión, administración y servicios, de antiguos alumnos… Personas que, unidas por el canto, han contribuido a construir una imagen sonora de nuestro Estudio. Una imagen que también se percibe desde la memoria, desde la emoción, desde la conciencia de pertenencia”.
Legado musical
Durante su intervención, en un abarrotado Paraninfo, el rector elogió las figuras de Jesús García-Bernalt, “músico sabio, generoso y entusiasta”, fundador del Coro Universitario en 1950, y de su hijo Bernardo García-Bernalt, director del Coro de Cámara desde su fundación y del Coro Universitario desde 1990, que logró “una etapa de madurez y de excelencia, marcada por el rigor, la apertura y la sensibilidad artística”.
Dos generaciones de músicos que han dado continuidad al legado musical en el Estudio salmantino que se remonta al siglo XIII con la creación de la cátedra de Música, fundada por Alfonso X en 1252. De esta forma, durante siglos, recordó Corchado, el canto formó parte “no solo de las enseñanzas, sino de la vida misma de la Universidad: en sus ceremonias, en sus colegios mayores, en sus rituales cotidianos. La documentación nos habla de partituras, de órganos, de libros de canto, de instrumentos musicales… La música estaba presente en la vida diaria de los colegiales, en cada ceremonia de la capilla universitaria, en cada grado solemne”.

Máxima distinción del Estudio
Y con esta misma solemnidad transcurrió la ceremonia en el Aula Magna de las Escuelas Mayores, presidida por el rector, acompañado por Rosario Arévalo, vicerrectora de Ordenación Académica y Profesorado; Matilde Olarte, vicerrectora de Cultura, Patrimonio, Sostenibilidad y Desarrollo de Campus; y Alfredo Ávila, secretario General de la Universidad de Salamanca, quien dio lectura a los actas de concesión de la Medalla de la Universidad de Salamanca a ambos coros.
Tras la entrega de la máxima distinción que otorga el ocho veces centenario Estudio al Coro Universitario y al Coro de Cámara, su director, Bernardo García-Bernalt, agradeció este reconocimiento en nombre de las “generaciones de coralistas que han entregado su tiempo, su entusiasmo y su talento a lo largo de tres cuartos de siglo”.
“Que la Universidad haya decidido honrar así a sus dos coros es un gesto que nos conmueve profundamente. No solo por el reconocimiento en sí, sino también porque implica una mirada lúcida y generosa hacia una actividad tan paradójicamente silenciosa como constante. La música coral se construye con la materia humilde del tiempo, del esfuerzo compartido, de la escucha mutua. Se hace, como tantas cosas valiosas, con naturalidad, anteponiendo lo colectivo a lo individual y siempre desde la convicción de que el arte, aunque sea de modo casi invisible, transforma”, indicó.
García-Bernalt aprovechó su intervención para solicitar el apoyo a estas agrupaciones, porque reforzar los coros “es cuidar la vida universitaria en su dimensión más rica y más humana”.
“En tiempos como los nuestros, donde el ruido a menudo sustituye al diálogo, donde la prisa reemplaza a la pausa, donde lo inmediato eclipsa lo duradero, esa vivencia tiene un valor inestimable. Nuestros coros han sido —y siguen siendo— espacios para la humanidad y el humanismo dentro de la Universidad. Son pequeñas utopías sonoras donde se cultivan valores que hoy son más necesarios que nunca: la paciencia, la disciplina, la generosidad, la escucha, el sentido de pertenencia. Los coros son, sin duda, capital social del Estudio. Un capital que enriquece a la institución más allá de lo cuantificable”, apostilló García-Bernalt.
Previamente, había tomado la palabra también Pedro Fernández Soto, catedrático de la Universidad de Salamanca y miembro del Coro de Cámara y del Coro Universitario, quien subrayó la importancia de estas formaciones en múltiples facetas: como embajadores culturales de Salamanca y de su Estudio; como vehículos para la difusión y recuperación de repertorios poco conocidos e incluso olvidados; y, además, como servicio a la institución académica en sus momentos solemnes, acompañando con dignidad y emoción los ritos académicos.
Y uno de estos momentos musicales volvió a vivirse en este emotivo homenaje en el Paraninfo, que comenzó con la interpretación de la “Serenata para la tierra de uno”, de María Elena Walsh; continuó con "Ce moys de may", de Clément Jannequin; y finalizó con el “Gaudeamus Igitur”.
Exposición “Gaudeamus”
Con motivo de este acto de entrega de la Medalla de la Universidad de Salamanca al Coro Universitario y al Coro de Cámara de la USAL, el Servicio de Actividades Culturales ha organizado la exposición “Gavdeamvs”, que podrá visitarse hasta el 27 de julio en el Espacio de Arte Experimental de la Hospedería Fonseca.
La muestra permite remontarse hasta los orígenes tanto del Coro universitario de Salamanca, hace 75 años, como del Coro de Cámara de la Universidad, hace cuatro décadas. “Gavdeamus” recuerda la figura de Jesús García-Bernalt, fundador del Coro Universitario y director del mismo entre los años 1950 y 1990, así como de Bernardo García-Bernalt Alonso, director de ambos coros hasta la actualidad.
La exposición reúne más de 400 fotografías en blanco y negro y color, así como programas, carteles de conciertos, documentación y diferentes objetos como la maxifalda de paño heredada, la corbata con logo USAL o la partichela manuscrita de Jesús García-Bernalt Alonso, entre otros.
Recuerdos de su pasado, pero también de su presente, entre los que se encuentran los actos académicos en los que el Coro pone voz a la solemnidad y, a la vez, a la alegría y al reconocimiento de los mejores.