Donan a la Universidad de Salamanca los seis volúmenes de la obra ‘Flora española’, de Joseph Quer, publicada entre 1762 y 1784

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Luis Redondo Márquez, doctor en Medicina, ha donado a la Universidad de Salamanca los seis volúmenes que integran la obra completa titulada “Flora española o Historia de las plantas que se crían en España”, d
15/04/2009
Autores: 
Comunicación Universidad de Salamanca
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, contó con la presencia del rector, José Ramón Alonso; el catedrático de Farmacología, Luis San Román; el director del Departamento de Botánica, Cipriano Valle; la directora de la Biblioteca General Histórica, Margarita Becedas; el director del Servicio de Archivos y Bibliotecas, José Antonio Merlo; y el profesor Redondo.

La Flora Española” fue una idea de Joseph Quer desde su inicio en el estudio de la Botánica. Comenzó a hacerse realidad cuando el rey Fernando VI, por real orden de 21 de octubre de 1755, crea el Jardín Botánico, ubicado a la sazón en la huerta real de Migas Calientes y nombra primer profesor de Botánica a Joseph Quer y segundo al farmacéutico Juan Minuart. Sin duda alguna ambos vieron pagados sus desvelos y fatigas de los muchos años de herborizaciones por España, Italia y Orán. Su amor por la Botánica fue tal, que compaginaron sus quehaceres en la milicia con el estudio de la Botánica, según explica el catedrático de Botánica de la Universidad de Salamanca, Miguel Ladero.

Para la realización de esta obra contó Quer, no solo con su gran herbario, sino con el herbario de Vélez y los manuscritos de la “Flora matritensis” y que dejó inédita a su muerte en 1753 el farmacéutico de la calle Atocha y colaborador de Loeffling.

Joseph Quer vivió en un momento de cambio en la Ciencia Botánica, cuando se abandonaban los sistemas de clasificación basados en el hábito, por los llamados sistemas artificiales, del que destaca el Sistema Natural de Linneo, trabajo clásico para la clasificaciones botánica, zoológica y mineral. Quer, por su afecto a Tournefort, unido al resentimiento que le causó ver a los españoles tachados de bárbaros por Linneo, no aceptó el sistema Linneano, convirtiéndose en crítico de su obra. Como señala Colmeiro en “La Botánica y los botánicos de la Península Hispano-Lusitana”, con más acritud que fundamento. Sin duda alguna mantener el sistema de Tournefort y una ordenación alfabética de las especies, ha sido la causa de que la “Flora Española” de Quer no haya tenido la repercusión científica que merecía.

Esta Flora constituida por seis volúmenes y publicada entre 1762 y 1784 representa la primera obra editada en España con ese título. Es el resultado de sus herborizaciones a lo largo de 34 años de intenso trabajo, recorriendo gran parte de España. De los seis tomos, el primero está dedicado a la introducción de Tournefort, a un discurso analítico sobre los métodos botánicos, precedido de un largo Prólogo, que contiene noticias botánicas. El tomo segundo de la “Flora Española”, contiene entre otras cosas, un diccionario alfabético, en el que se explican los términos y voces más usuales en Botánica, la explicación de varias voces griegas y latinas, pertenecientes a la Botánica y un catálogo de los autores españoles que han escrito de Historial natural. La Flora comienza en la página 129.

Los cuatro primeros tomos fueron publicados por el autor entre 1762 y 1764. Al morir este en 1764, la publicación de la obra quedó interrumpida hasta que Casimiro Gómez Ortega, director del Jardín Botánico y primer catedrático publicó los tomos V y VI en 1784. En estos dos últimos libros se incluyen no solo la obra de Quer, sino algunas nuevas especies descubiertas por Gómez Ortega y otras suministradas por sus corresponsales.

La “Flora Española” de Joseph Quer es una obra de gran valor histórico y bibliográfico. Su incorporación a los fondos de la Universidad, de una obra con este valor reconocido, supone un enriquecimiento, sobre todo si consideramos la escasa bibliografía en el campo de la Botánica.

En resumen, esta gran obra refleja “el amor de un hombre por la Botánica, a pesar de los escasos medios materiales de que disponía, las fatigas que pasó en sus continuas campañas botánicas y en la preparación del material que sirvió de base para completar su obra”, subraya Ladero.