La Universidad de Salamanca y la Universidad Nacional de Asunción analizan el estado de conservación de diversas especies en una zona que sufre rápidos cambios debido a la explotación de la madera
José Pichel Andrés/DICYT Investigadores de la Universidad de Salamanca y de la paraguaya Universidad Nacional de Asunción están estudiando los cambios en la fauna y en la flora que se están produciendo en una zona de bosque atlántico situada junto al río Paraná, en Paraguay, debido a la tala indiscriminada de árboles. En el caso de los animales, hay algunas especies que ven comprometida su supervivencia en estos lugares, mientras que uno de los efectos más llamativos de la deforestación en las especies vegetales es la pérdida de plantas que los nativos utilizan con fines medicinales.
Gracias a la ayuda de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), los científicos trabajarán en este proyecto al menos hasta 2013. Uno de los aspectos más estudiados es “cómo cambian las poblaciones de 90 especies de aves debido a la fragmentación del bosque tropical”, según explica a DiCYT Salvador Peris, catedrático de Biología Animal de la Universidad de Salamanca y principal responsable de esta investigación.
“La particularidad de este bosque es su riqueza en madera valiosa para construcción y muebles”, comenta el experto. Se trata de un lugar “a caballo entre Brasil, Argentina y Paraguay, a unos 150 kilómetros de las cataratas de Iguazú”. Aunque hay una zona protegida en un perímetro cercano a las cataratas, pero como consecuencia del desarrollo económico de todos estos países hay una enorme demanda de madera, por lo que, incluso en dichas zonas protegidas, se destruye el bosque y se saca madera por parte de leñadores furtivos. “Estamos con una ONG local y hay un pequeño aeroplano que nos sirve para inspeccionar la zona y detectar dónde se corta”, indica Peris. Sin embargo, en muchas ocasiones, la corrupción se impone a la conservación de la naturaleza.
Entre las aves, los pájaros carpinteros, los loros y los tucanes son las especies más amenazadas, pero destaca la grave situación de las pavas de monte. “Tienen el tamaño de las gallinas y necesitan árboles grandes, es una especie que necesita los frutos”, comenta el investigador, de manera que se ve muy amenazada. Por el contrario, las aves granívoras, las que se alimentan de grano, están en aumento, porque los bosques a menudo se sustituyen por campos de cultivo.
Repercusiones
Aproximadamente el 60% de los árboles de cierta talla están amenazados en la zona, con el problema añadido de que no hay una buena política forestal para replantar las especies desplazadas. De hecho, “de este tipo de bosque sólo queda un 2% del original, cuando llegaron españoles y portugueses a la zona”, afirma el catedrático.
El cultivo de soja es otro factor que “hace que se destroce mucho bosque tan solo porque es más productiva la agricultura de soja de cara a la exportación que mantener bosques de cara a tener una extracción de madera sostenible. Hay más dinero en soja, es más sencillo de cultivar y los gobiernos lo favorecen”, comenta.
Sin embargo, las repercusiones de la acción del hombre son mucho mayores. “Ahora tenemos una ayuda que nos permite financiar becas a paraguayos para investigar sobre anfibios, murciélagos, mamíferos y las plantas nativas desde el punto de vista medicinal y su utilización por parte de los nativos”, indica. Sobre este último aspecto, el investigador destaca que al estar desapareciendo el bosque, desaparecen muchas plantas anejas y con ellas “un tramo cultural de tipo medicinal para los nativos, una etnia guaraní”. Uno de los proyectos inmediatos, de carácter divulgativo, es realizar un CD interactivo y un libro sobre los anfibios de Paraguay.
Entre las acciones que ha incluido este trabajo es la construcción de un centro mixto docente e investigador que sirve también para reuniones sociales de la población de la zona y que está abierto a cualquier investigador.