La investigadora Carmen Domínguez, de la Universidad de Salamanca, sustituirá las sondas de medición de la Patagonia chilena y de Islandia para seguir investigando el cambio climático
José Pichel Andrés/DICYT El proyecto Glackma (Glaciares, Criokarst y Medio Ambiente) de los investigadores Carmen Domínguez, de la Universidad de Salamanca, y Adolfo Eraso, de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid, acaba de completar una nueva expedición en busca de datos sobre el cambio climático en las proximidades de los polos. En esta ocasión, coincidiendo con el verano austral, los científicos españoles se han desplazado al Hemisferio Sur para recoger datos de una estación situada en la Antártida insular y otra en la Patagonia chilena. Se trata de instalaciones que miden la cantidad de agua procedente del deshielo. Estos últimos datos, a falta de los cálculos matemáticos pertinentes, confirman que el deshielo es cada vez mayor.
"La tendencia nos confirma que el deshielo se acelera, especialmente desde 2006, cuando se produjo un cambio brusco importante", ha explicado a DiCYT Carmen Domínguez, que pertenece al Departamento de Matemáticas de la Universidad de Salamanca y se encarga analizar los datos, además de participar en todas las expediciones para el mantenimiento de las sondas de medida.
Precisamente, en esta ocasión, los investigadores han comprobado que una de estas sondas ha dejado de funcionar, de manera que próximamente Glackma emprenderá un nuevo viaje a Chile para proceder a su sustitución y a Islandia, donde se ubica un modelo similar que también deberá cambiarse. "Las sondas modernas son más fiables, tienen una batería que puede durar 10 años en lugar de siete u ocho como las antiguas y sobre todo una memoria para almacenar datos de varios años, en lugar de año y medio como hasta ahora", comenta. Esto es esencial, porque el proyecto registra datos cada hora.
Esta última expedición se ha llevado a cabo entre el 31 de diciembre de 2010 hasta el 5 de marzo de 2011 y ha consistido en la visita al glaciar Collins de la Antártida insular y al glaciar Tyndall, del Sur de Chile.
Parte del proyecto europeo IMCOAST
En la parte de la Antártida, los científicos se alojaron en la base rusa Bellingshausen y en el laboratorio alemán Dallmann de la base argentina Jubany, ambas ubicadas en la isla Rey Jorge. En esta etapa, la investigación se ha encuadrado bajo un proyecto de la Unión Europea de tres años de duración, denominado IMCOAST (Impact of climate induced glacial melting on marine coastal systems in the Western Antarctic Peninsula region) y coordinado por el prestigioso AWI (Instituto Alfred-Wegener para la investigación polar y marina) de Alemania. "Los alemanes se pusieron en contacto con nosotros, porque son biólogos marinos que quieren estudiar los cambios en el mar y les impresionó mucho que nosotros tuviéramos datos de la zona desde 2002", comenta Carmen Domínguez. En general, el proyecto europeo busca analizar el impacto del retroceso glaciar y los efectos del drenaje glaciar en el ambiente costero marino gracias al trabajo de varios países.
Además, en el glaciar Collins se procedió a realizar una reinstalación. También realizan una completa campaña de aforos, midiendo el caudal directamente en el río que proviene del glaciar, para obtener la curva de ajuste entre nivel y caudal y poder convertir en años posteriores las series de nivel generadas por las sondas instaladas a caudales.
Patagonia chilena
La etapa en la Patagonia chilena se ha realizado en el glaciar Tyndall, del Parque Nacional Torres del Paine gracias a una travesía desde Punta Arenas, con el apoyo logístico de la Dirección General de Aguas de Chile, organismo con el que Glackma colabora desde hace diez años en el mantenimiento de la estación de medida. Al realizar los diferentes ajustes de los equipos, ya en la estación, los científicos comprobaron que era necesario sustituir una de las sondas, por lo que han decidido regresar entre el 18 de mayo y el 23 de junio, ya que en el otoño austral el río en el que se ubica la estación baja con poca agua. Además, "aprovecharemos para montar una nueva estación, porque hemos encontrado otro glaciar que puede ser adecuado", indica la investigadora. Antes se dirigirán a Islandia con la idea de renovar la estación que el proyecto Glackma tiene allí entre el 6 y el 19 de abril y que es similar a la chilena.
A lo largo de esta última expedición, los investigadores han tenido que afrontar numerosos imprevistos, desde problemas logísticos ya en España antes de desplazarse hasta cuestiones como el aumento del turismo en su zona de trabajo en la Antártida, lo cual complica el trabajo de los científicos y, posiblemente, incrementa el riesgo para el medio ambiente.
Por el contrario, una de las novedades más positivas ha sido el contacto diario con escolares de 9 a 13 años de Salamanca gracias a la colaboración de la Fundación Salamanca Ciudad de Saberes a través de un blog (http://karmenka.glackma.es) para estos jóvenes en el que Carmen Domínguez incluyó la narración del transcurso de la expedición, fotografías, vídeos y hasta un concurso. En su breve estancia en Salamanca antes de volver a viajar en abril a Islandia, la investigadora tratará de visitar alguno de los centros participantes.
Las estaciones de medida del proyecto Glackma
Desde el año 2001, el proyecto Glackma intenta monitorizar los glaciares como sensores naturales del calentamiento global a diferentes latitudes en ambos hemisferios. Las estaciones son ocho hasta el momento.
En el Hemisferio Sur: - Antártida insular, en el glaciar Collins (latitud: 62°S). - Patagonia chilena, en el glaciar Tyndall (latitud: 51°S). - Península antártica, próxima a Vernadsky (latitud: 65°S). - Patagonia argentina, en el glaciar Huemul (latitud: 49°S).
En el Hemisferio Norte: - Islas Svalbard, en Noruega, en el glaciar Austrelovenbreen (latitud: 79°N). - Islandia, en el glaciar Kviarjökull (latitud: 64°N). - Ártico sueco, en la zona del Kebnekaise (latitud: 68°N). - Norte de los Urales, en Rusia, en el glaciar Obruchev (latitud: 68°N).
En el próximo viaje a Chile, entre mayo y junio de 2011, los científicos podrían instalar una nueva la haber identificado en la Patagonia chilena un nuevo glaciar que reuniría las condiciones adecuadas.