Hasta ahora sólo se conocían síntomas en el sistema cardiovascular y pulmonar, pero investigadores salmantinos realizan el descubrimiento en riñones caninos
José Pichel Andrés/DICYT Investigadores de la Universidad de Salamanca han hallado que el parásito Dirofilaria immitis, un gusano de la familia de las filarias, no sólo afecta al sistema cardiovascular y pulmonar de animales como el perro y el gato, sino también al sistema renal y que, además, cuando se encuentra en esta fase es un indicador de que la enfermedad, conocida como dirofilariosis, está ya en una fase aguda, con lo cual, los tratamientos tienen que ser distintos.
"Trabajamos con un parásito que se llama Dirofilaria immitis, un nematodo que se encuentra en el sistema circulatorio de los perros y los gatos y que causa una enfermedad vascular y pulmonar que en sus últimas fases afecta al corazón causando un paro cardiaco", señala Rodrigo Morchón García, investigador del Departamento de Parasitología que ha presentado hoy la investigación en el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa) centro del CSIC, siendo la primera vez que se expone de forma pública antes de mostrarla en congresos internacionales, aunque ya ha sido aceptada en revistas científicas.
"Es una enfermedad endémica en la zona de Matacán y estamos viendo ahora que también afecta a los glomérulos del sistema renal al sistema renal, con lo cual, agrava el estado de los perros", comenta. "Hemos intentado ayudar a detectar el antígeno del parásito en la orina de los perros para ayudar al personal veterinario a que puedan diagnosticar la enfermedad dependiendo del estado patológico", indica, porque "cuando ya causa una enfermedad renal el estado es agudo y el tratamiento tiene que ser diferente", apunta el investigador, que pertenece al grupo del profesor Fernando Simón.
Es la primera vez que se describe el parásito en el riñón en forma de microfilarias y se ha realizado gracias a un equipo de investigación de Estados Unidos con el que colaboran los científicos salmantinos y que ha descrito la patología en este órgano, mientras que "nosotros hemos encontrado que hay una molécula del parásito que interviene directamente en la patología renal", comenta Morchón.
Nueva vía de diagnóstico
Ahora ahora sólo se habían hecho estudios en el sistema cardiovascular y pulmonar, porque el perro presenta sintomatología en estos órganos y, de hecho, "es muy difícil que haya síntomas renales, pero hemos descubierto que la orina es un método más para realizar el diagnóstico veterinario".
Esta enfermedad se diagnostica por un test serológico además de un test para ver microfilarias en sangre. A partir de este hallazgo, "si hay proteínas del parásito en orina, detectamos antes la agudización de la enfermedad" y la terapia debe ser más agresiva. Hasta hace una década, sobrevivían el 30% de los perros con los tratamientos convencionales. Sin embargo, "en la actualidad hay un tratamiento que mata a las filarias y otro antibiótico para matar una bacteria que produce una reacción anafiláctica que es la que mata al hospedador". Así, el 80% de los animales sobrevive, pero ahora este descubrimiento en el sistema renal requiere ahora nuevos estudios.
Gran incidencia de la enfermedad en la zona de Matacán. En la zona de la localidad salmantina de Matacán y alrededores hay un 30% de perros que presenta microfilarias en sangre y otro 30% con síntomas de la enfermedad, pero sin microfilarias en sangre. ¿Qué hace que la dirofilariosis sea endémica en este lugar? "La enfermedad se transmite por la picadura de un mosquito y estos insectos siempre crían en zonas de temperaturas y humedades altas, de manera que la presencia del río Tormes y una zona de regadíos hace que la combinación entre el mosquito, el perro y el parásito cierre el ciclo y convierta a la zona en endémica", explica el investigador.