La Universidad de Salamanca reúne una exposición sobre el legado histórico, científico, cultural y político de la Generación del 14

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La muestra en formato gráfico podrá visitarse hasta el próximo 28 de abril en el Edificio Juan del Enzina de la Facultad de Filología
15/03/2016
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Comunicación Universidad de Salamanca
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Con motivo del centenario de la Generación del 14, Acción Cultural Española (AC/E), la Biblioteca Nacional de España (BNE) y la Universidad de Salamanca, organizan la exposición Generación del 14. Ciencia y modernidad, una versión en formato gráfico de la que pudo verse 2014 en la BNE y que recuerda el legado histórico, científico, cultural y político de aquellos hombres y mujeres fundamentales de la historia de España del siglo XX.

El decano de la Facultad de Filología, Vicente González, el director del Servicio de Actividades Culturales de la Universidad de Salamanca, Manuel Heras, y el comisario de la exposición, Antonio López Vega, han inaugurado esta muestra que se podrá visitar hasta el 28 de abril en el Edificio Juan del Enzina de la Facultad.

La muestra, co-comisariada por Juan Pablo Fusi Aizpurúa, José Manuel Sánchez Ron, José Lebrero Stals y Carlos Pérez García († 2013) recorre a través de paneles expositivos estructurados en cuatro apartados las diferentes facetas del legado intelectual y científico de la Generación del 14.

Introducción
1914 fue el año de la Gran Guerra. En un contexto social y político convulso, la irrupción de la Modernidad ya era explícita en Europa —revolución científica e intelectual con los trabajos de Einstein, Planck, Bohr y Freud, que cambiaron para siempre la concepción del mundo—. Pero 1914 fue mucho más que una Guerra, marcó el fin de un largo siglo XIX y el comienzo de un corto siglo xx. Acontecimientos como la apertura del Canal de Panamá o el atentado sufragista contra la Venus del Espejo reflejaban la transformación de la estructura económica mundial, el nuevo rol de las mujeres en las sociedades occidentales, la emergencia de las masas como sujeto político o el cambio en la naturaleza de los nacionalismos.

En España, el acta de nacimiento de esta generación suele situarse en la conferencia Vieja y nueva política que José Ortega y Gasset dictó en el Teatro de la Comedia de Madrid el 23 de marzo de 1914. El término Generación del 14 identifica a aquellas personas que hicieron de la europeización de España su quicio generacional. Para ellos, Europa significaba ciencia, razón, universidad, cultura, investigación, en definitiva, modernidad.

Entre otros, podemos incluir a los filósofos Ortega y Gasset, D’Ors o García Morente; los médicos Marañón, Pittaluga, Rodríguez Lafora, Hernando o Pi i Sunyer; los matemáticos Rey Pastor o Terradas, el físico Cabrera, el químico Moles, el ingeniero de Caminos Leonardo Torres Quevedo, los historiadores Castro y Sánchez Albornoz, los literatos Gómez de la Serna, Pérez de Ayala, Cossío, Madariaga, Onís, Vela, Díez Canedo o los poetas Juan Ramón Jiménez o Carner, los músicos Falla, Ernesto y Rodolfo Halffter, los pintores y escultores Sert, Miranda o Vázquez Díaz, los políticos Azaña, Besteiro, Fernando de los Ríos, Jiménez de Asúa o toreros como Juan Belmonte o Joselito.

1.- La ciencia como preocupación nacional
Ciencia fue la palabra clave para la Generación del 14, que impulsó la modernización de España y en la que el ámbito científico tuvo un papel fundamental en la vida social, cultural y política del país. Esta es la primera generación en la historia de España que no está compuesta por hombres vinculados, únicamente, al mundo de las letras.

Aquella generación asomó a la modernidad las más variadas ramas del saber científico experimental (medicina y ciencias afines, ingeniería, física, química, matemáticas, etc.), implantando en nuestro país estas disciplinas científicas, e importando las técnicas y métodos de investigación más avanzados.
La investigación de Cajal (hombre de la generación anterior) en el ámbito de la histología y neurociencias, supuso un aldabonazo que le llevó a recibir el premio Nobel de Medicina en 1906. La creación de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (1907), aportó aire fresco al empobrecido panorama científico y educativo español. Hasta 1936, cerca de dos mil pensionados salieron de España para trabajar con las principales personalidades de la ciencia internacional. A su regreso, pusieron en marcha investigaciones que alcanzaron relieve internacional en lugares como en los distintos laboratorios ubicados en la Residencia de Estudiantes, en el entorno de la Colina de los Chopos.

Leonardo Torres Quevedo fue un inventor genial que fundó ciencias completas como la automática, fabricó el primer ordenador (analógico) capaz de jugar un final de partida de ajedrez con un ser humano, creó un mando a distancia funcional y eficaz y revolucionó la tecnología de los dirigibles. Entre otras cosas perteneció a Asociaciones científicas de primer nivel en España, Francia, Europa y Latinoamérica. Las piezas mencionadas así como otras, como una maqueta del transbordador del Niágara aún en funcionamiento, se pueden ver en el Museo Torres Quevedo (E.T.S.I Caminos, Canales y Puertos. C/ Profesor Aranguren nº 3. Ciudad Universitaria).

2.- La plenitud de una generación
Los logros de los hombres y mujeres del 14 se manifiestan en todo su esplendor en las empresas científicas y culturales que pusieron en marcha la plena integración cultural de España en Europa.

Las transformaciones sociales, políticas y culturales que maduran en las dos primeras décadas del siglo XX cristalizaron hacia 1914, y eclosionaron tras la I Guerra Mundial, asistiéndose en los años veinte al momento de madurez creadora y de mayor influencia político-social de este grupo generacional. Coincide con un momento en que la historia occidental se dispone a dar otro brusco viraje; la crisis económica del 29, la era de las dictaduras que proliferan en el mundo occidental frente a los sistemas parlamentarios liberales y, en general, la irrupción de las masas que se hace notar por toda Europa, marcan el fin de la ambigüedad durante la década de los veinte.

De esta forma, aquellas personalidades de la Generación del 14 ejercieron un papel directriz en la vida española durante este momento de crisis de los sistemas políticos mediante su acción y actividad científica, cultural e intelectual. Haciendo valer su prestigio socioprofesional, adoptaron un compromiso público para con sus conciudadanos que coincidió con la quiebra del sistema parlamentario liberal y que tuvo su ideal común en las ideas reformistas que iluminaron el final de la monarquía Alfonsina y la llegada de la II República.

La II República —bautizada por Azorín como de los intelectuales— llevó a cabo un gran esfuerzo educativo y cultural, que se cifró en el aumento de un 50% en el presupuesto de enseñanza; la construcción de unas diez mil escuelas y la habilitación de unos siete mil nuevos maestros; la creación de las Misiones Pedagógicas —con el objetivo de llevar la cultura al mundo rural a través de bibliotecas de préstamo, conferencias, proyecciones de cine, etc.—; o la celebración por vez primera de la Feria del Libro en Madrid en el año 1933. También quiso reformar la universidad sobre la base de la autonomía universitaria, la reducción de exámenes, la flexibilidad en los planes de estudio y la libre elección de asignaturas.

En ese contexto, por iniciativa de Fernando de los Ríos, Ministro de Instrucción Pública (1931-1933), se creó en Santander la Universidad Internacional de verano, cuyo primer rector fue el filólogo e historiador Ramón Menéndez Pidal (le sucedió Blas Cabrera) y cuyo primer secretario fue el poeta Pedro Salinas.

3.- Realidad cultural plural
Además del revulsivo que supuso para el país la acción científica, en todos los órdenes, de la Generación del 14, lo cierto es que España asistió entonces a la aparición y desarrollo de movimientos culturales singulares de gran calidad. En Cataluña, el noucentismo significó una nueva estética y visión particularista de Cataluña y una reacción contra el modernismo finisecular. En las artes plásticas, supuso la ruptura con los «ismos» dominantes en la Europa del momento y se caracterizó por su vocación mediterránea, el retorno a los patrones estéticos griegos y latinos, el deseo de norma y medida, el realismo idealizado, la expresión serena y el alegorismo didáctico. Contó entre sus figuras más relevantes con Joaquim Sunyer, J. Aragay y Xavier Nogués, es también destacable la orientación noucentista de autores como Julio González o Joaquín Torres García.

En el País Vasco, en torno a 1914, coincidió la eclosión de diferentes sensibilidades culturales. La vasco-española era, sin duda, la que gozó de una presencia hegemónica con figuras como Miguel de Unamuno, Pío Baroja —hombres del 98— o Ramón de Basterra y Rafael Sánchez Mazas —entre los más jóvenes—. Pero, junto a ella se afianzó una cultura euskaldún que tuvo un notabilísimo reflejo en las artes plásticas.

También en Galicia se asistió a la emergencia de la generación galeguista más importante de la historia. Aunque en las décadas precedentes la cultura gallega tuvo figuras señeras, como Ramón María del Valle-Inclán o Rosalía de Castro, fue entonces cuando se abrió paso la cultura identitaria galeguista que alimentaría el nacionalismo cultural gallego en el siglo xx.

4.- La Generación del 14 y América
La Generación del 14 tuvo una relación especial con América. Muchos de sus integrantes hicieron viajes al continente americano en los años diez y veinte y establecieron fecundas relaciones con aquel universo científico y cultural, entonces en un momento de esplendor.

La segunda vanguardia, la posterior a la Gran Guerra, despertó un considerable interés en los creadores hispanoamericanos. A través de ellos se creó una corriente de intercambio de formas e ideas llamada a dejar su huella en el desarrollo de los centros de creación artística y literaria de la América hispana. Las aportaciones de Ortega en el orden teórico o divulgativo, así como la ejemplaridad creativa de autores como Juan Ramón Jiménez o Ramón Gómez de la Serna, fueron decisivas en la creación de dicho puente cultural.

La compleja trama de relaciones en las trayectorias de tres autores que tuvieron contacto con España en los años que nos ocupan —el mexicano Alfonso Reyes, el argentino Jorge Luis Borges y el chileno Vicente Huidobro— son un excelente punto de arranque para abordar los principales nombres americanos que entraron en relación con la Generación del 14.

Pero no solo fue la América hispana, los intelectuales españoles prestaron especial atención a los emergentes Estados Unidos. Llevados por la curiosidad, viajaron a los núcleos urbanos más importantes de aquel país y reflejaron sus impresiones en cartas, libros y periódicos.

El puente con el continente americano, en toda su extensión, sería determinante cuando muchos de los miembros del 14 hubieran de marchar al exilio tras la Guerra Civil de 1936.

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