Los medicamentos utilizados en pacientes que sufren esquizofrenia pueden producir ganancia de peso, diabetes o hipertensión
Alberto Órfão/DICYT Un proyecto de investigación dirigido por Vicente Molina, experto en Neuropsiquiatría del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl) y de la Universidad de Salamanca, trata de encontrar modos de prevenir o de tratar los efectos secundarios que los fármacos utilizados en el tratamiento de la esquizofrenia y otras psicosis generan en los pacientes. Estos medicamentos y fármacos empleados presentan una gran eficacia, pero tienen efectos secundarios metabólicos de gran importancia como puede ser la ganancia de peso, diabetes o hipertensión. Las líneas generales de este proyecto consisten en buscar variaciones genéticas que hagan a los pacientes susceptibles de padecer estos efectos secundarios, de tal manera que se puedan utilizar otros fármacos si fuera posible.
Se trata de investigar si existe una relación entre los niveles circulantes en la sangre de fármacos y la aparición de estos efectos secundarios, o si existe una relación entre la variación genética a nivel del metabolismo de los fármacos o del riesgo para el síndrome metabólico en la población general. “Al mismo tiempo, tenemos un programa de intervención sobre estos efectos, intervención farmacológica, nutricional e higiénica, que normalmente no se utiliza y de la que creemos que los pacientes se pueden beneficiar”, explicó en declaraciones a DiCYT Vicente Molina, que también trabaja como psiquiatra en el Hospital Universitario de Salamanca.
En la actualidad hay muchísima investigación sobre esquizofrenia, miles de artículos se publican cada año, según el experto. Una de las líneas más importantes trata de determinar qué factores cerebrales están implicados en esta enfermedad, relacionando con ello los factores genéticos, así como la interacción entre el entorno y esos factores genéticos para dar lugar a una enfermedad como la esquizofrenia. La mejora de los tratamientos es otra de las líneas más fuertes, en la que se incluye la investigación que se realiza en Salamanca.
“Nuestros esfuerzos de investigación con otros proyectos que tenemos en la actualidad pretenden determinar el papel de una línea celular como es la neuroglía, o célula glial, en este problema (se trata de células nodriza del sistema nervioso que desempeñan, de forma principal, la función de soporte de las neuronas)”, comenta el investigador del Incyl. “Una línea importante dentro de nuestra investigación consiste en determinar la importancia funcional de lo que nosotros llamamos ruido o hiperactivación desorganizada de la corteza. Al paciente no le falta actividad, sino que es menos capaz de centrar la actividad del cerebro en acciones concretas y esto da lugar a problemas cognitivos o a problemas de confusión, por ejemplo, entre lo que seria el mundo interno y el mundo externo de los pacientes”.
Avances en investigación
En cuanto a los avances en la investigación de la enfermedad, existen muchos hallazgos aunque poco replicados; es decir, aparecen muchos datos pero no son uniformes. Esto se debe, según Molina, a que “probablemente la enfermedad no sea una enfermedad, sino que deberíamos definirla como un conjunto de síntomas, lo que implica que no hay nada que se pueda aplicar claramente a todos los pacientes”. A pesar de la existencia de estas complicaciones, “se va conociendo que, en la alteración cerebral que tienen muchos enfermos está implicada una cierta disfunción de las neuronas inhibitorias, es decir, de las neuronas que hacen de freno a otras neuronas”, aclaró Vicente Molina.
Los científicos vinculan cada vez más la esquizofrenia con causas genéticas, que podrían explicar quizá un 70 u 80% de la aparición de la esquizofrenia, aunque no se encuentran genes anormales. "En los pacientes, se observa una gran cantidad de variaciones genéticas, teniendo cada una un peso relativamente pequeño, pero cuya combinación contribuye a que los pacientes sean, por un lado, muy diferentes entre sí y por otro lado estén enfermos”, comentó el doctor Molina. “De cara al futuro, debemos encontrar qué factores explican esa gran variación entre pacientes de tal modo que nos permita comprender mejor cuál es la causalidad de esta enfermedad, no la causa, sino el patrón de causas de este síndrome”.