Creemos en el cambio y esta es nuestra propuesta para hacerlo. Es el momento de recuperar la ilusión, de tener ambición y de optar por una universidad con proyecto, liderada por un rector y un equipo de gobierno cohesionados, que definan objetivos, establezcan planes y pongan en marcha políticas evaluables por sus resultados. Que más allá de la atención al día a día nos doten de proyectos a medio y largo plazo que aseguren que las generaciones futuras conozcan una Universidad de Salamanca cada vez mejor, cada vez más fuerte, cada vez más líder. Que consideren que el gobierno de la universidad es un patrimonio común que debemos desarrollar en beneficio de todas y de todos al margen de cualquier otra consideración o interés personal, particularista o corporativo.
La Universidad de Salamanca no es una universidad cualquiera y por ello cabe exigirle mucho más que a otras universidades de nuestro entorno: somos una universidad singular, una de las grandes universidades históricas del mundo, con imagen y señas de identidad propias, entre las que figuran la internacionalización, una importante tradición de humanismo crítico y el orgullo por nuestra autonomía. Por ello, con nuestra propuesta, asumimos con convicción el reto de proporcionar a nuestros estudiantes una formación de calidad que les asegure un modo universitario de instalarse en el mundo y les facilite el acceso al empleo; el desafío de garantizar que los profesores dispongan del tiempo y los medios necesarios para la docencia y la investigación, sin trabas burocráticas innecesarias; la certeza de que las personas encargadas de nuestra administración y nuestros servicios verán reconocido su trabajo y recompensado su desempeño profesional. Este es nuestro compromiso.
Somos la alternativa a un continuismo incierto, instalado en las medias verdades e incapaz de enderezar el camino. Por ello apelamos a tu apoyo para promover el cambio. Estas elecciones constituyen una magnífica ocasión para reinventar nuestro presente pensando en el futuro. Un presente con una educación de calidad que abra a nuestros estudiantes las puertas a un futuro laboral prometedor; un presente en el que quienes trabajamos en los distintos centros y servicios de la universidad tengamos un desarrollo satisfactorio a nivel personal y con proyección profesional. Por ello proponemos planes estratégicos de verdad y con verdad, que fortalezcan y modernicen la universidad y sus misiones sin caer en el adanismo excluyente que deja fuera a los que ya están desarrollando su trabajo.
Cambiaremos con planes que consoliden nuestra condición de universidad pública, comprometida con su entorno social mediante la producción de conocimiento, la transferencia y la innovación; volcada en la promoción de derechos y valores esenciales, como la igualdad, la diversidad y la sostenibilidad. La Universidad de Salamanca no puede estar instalada en una autocomplacencia injustificada, aunque tengamos motivos para estar orgullosos de nuestro trabajo.
Las elecciones al rectorado de la Universidad de Salamanca del otoño de 2021 tienen lugar en un contexto muy singular. Desde marzo de 2020 el mundo ha atravesado una situación insólita e inesperada, la de una pandemia que ha producido un enorme sufrimiento en millones de personas y convulsionado el desarrollo de las instituciones, entre ellas el de las universidades. Acabamos de pasar una de las mayores crisis globales, que ha expuesto nuestras fortalezas, la más importante de todas la capacidad de adaptación y la profesionalidad de las personas que conformamos la comunidad universitaria. Pero también puso de relieve nuestras debilidades y carencias: infraestructuras caducas, equipamientos informáticos arcaicos y unas estructuras que no agilizan los procesos administrativos, además de la falta de una estrategia de digitalización.
En definitiva, no estamos bien organizados porque ha faltado desde antes de la pandemia un liderazgo constructivo que promoviese la coordinación del gobierno de la universidad con todas las personas que debíamos poner en marcha sus decisiones. Hoy aspiramos a una vuelta plena a la normalidad, pero sabemos que dicha normalidad no será la que conocimos, porque la COVID-19 representa un punto de inflexión tras el cual muchas cosas están dejando de ser como antes y ello, sobre todo, nos hace atisbar un futuro muy diferente. Para este futuro debemos prepararnos, porque el continuismo no es opción.
Esta es nuestra propuesta, nuestro compromiso de cambio con la comunidad universitaria, y la vamos a cumplir: somos un equipo con palabra.
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