Salamanca nombra Hijo Adoptivo de la Ciudad a Pedro Dorado Montero

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El rector Ricardo Rivero recoge este reconocimiento a título póstumo en el acto celebrado en el Teatro Liceo
La Universidad de Salamanca ya tributó un homenaje en febrero de 2019 a quien fuera catedrático de Derecho Penal y uno de los principales renovadores de las doctrinas penalistas durante el siglo XIX
16/12/2021
Autores: 
Comunicación Universidad de Salamanca
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Salamanca agradeció ayer con la entrega de la Medalla de Oro de la Ciudad 2021 la «valentía, determinación, compromiso y sacrificio» de los profesionales sanitarios durante los momentos más duros de la pandemia de la Covid. Así se lo hizo saber el alcalde, Carlos García Carbayo, quien fue el encargado de hacer entrega de la distinción recogida por el director gerente del Complejo Asistencial Universitario, Luis Ángel González Fernández.

Durante el acto celebrado en el Teatro Liceo se hizo también oficial el nombramiento como Hijo Adoptivo de la Ciudad a Pedro Dorado Montero, también a título póstumo, un honor a "un salmantino ilustre" y "figura universal del derecho" ya acordado en su día por la corporación del Ayuntamiento y que en principio estaba previsto que se entregara, en 2020 pero que se pospuso por la pandemia.

En este caso, el título a Dorado Montero lo recogió el rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, quien ha felicitado a todos los premiados y, en referencia a Dorado Montero, "ser humano solidario y empático", quien dejó "un legado ejemplar memorable", informó que el documento de concesión lucirá en el aula que lleva su nombre en el edificio histórico de la institución académica.

Pedro Dorado Montero

La Universidad de Salamanca ya tributó un homenaje en febrero de 2019 a Pedro Dorado Montero, quien fuera catedrático de Derecho Penal en sus aulas y uno de los principales renovadores de las doctrinas penalistas durante el siglo XIX.

Dorado Montero (Navacarros, 19 de mayo de 1861-Salamanca, 25 de febrero de 1919) nació en el seno de una humilde familia campesina. Inició sus estudios en Béjar, donde tomó contacto por primera vez con el pensamiento krausista que tanto influyó sobre su obra.

Gracias a una beca del Colegio Mayor de San Bartolomé, quien luego fuera ilustre penalista cursó en la Universidad de Salamanca las licenciaturas de Derecho y Filosofía y Letras. Una vez concluidas, en 1883, culminó sus estudios de doctorado en Madrid y, más tarde, en el Colegio de San Clemente de Bolonia. En la capital de España entró en relación con Francisco Giner de los Ríos y su ‘Institución Libre de Enseñanza’ mientras que en Italia se acercó a los criterios doctrinales de la Scuola Positiva de Lombrosso, Ferri o Garofalo. De esa doble y dispar influencia nace la denominada ‘penalogía doradiana’.

De vuelta a Salamanca se reintegra a la Universidad. En 1887 tomó posesión de una plaza de profesor auxiliar en la Facultad de Derecho, si bien no alcanzó la cátedra hasta 1892. Resulta incuestionable que la presencia de Dorado Montero en este puesto no sólo impulsó una nueva orientación a la disciplina, sino que otorgó a la enseñanza un rigor teórico casi obsesivo, al que supo añadir una dimensión prácticamente desconocida por aquel entonces.

Su permanente inquietud intelectual le llevó a enfrentarse en más de una ocasión al integrismo más tradicional. De entre estas disputas ideológicas la más conocida fue, sin duda, la que sostuvo en 1897 con el Padre Cámara, obispo de Salamanca, desencadenada como consecuencia de una denuncia de un grupo de alumnos que le acusaban de seguir doctrinas deterministas y materialistas “que no sólo son groseros errores filosóficos, sino herejías opuestas a los dogmas de nuestra Sacrosanta Religión Cristiana". Tras varios meses de polémica, el rector de la Universidad, Mamés Esperabé, respaldó a Dorado Montero acogiéndose a una Circular del Ministerio de Fomento sobre "amparo a los catedráticos en el ejercicio de su profesión".

Compañero de Claustro de Miguel de Unamuno, desarrolló una intensa teoría doctrinal de entre la que cabría destacar la publicación de obras como Problemas jurídicos contemporáneos, Del Derecho Penal represivo al preventivo o Bases para un nuevo Derecho Penal.

De salud frágil, su carácter se vio marcado por el accidente que de niño le lastimó gravemente una mano y una pierna acarreándole multitud de problemas físicos. Pedro Dorado Montero poseyó casa propia en la zona de rector Esperabé, un alejamiento del centro de la ciudad que da testimonio de su introspección. Sus hijas María Luisa y Elvira donaron a la Universidad la biblioteca y el archivo epistolar del célebre penalista. Actualmente el Edificio Histórico de la Universidad de Salamanca acoge un aula dedicada a su ilustre memoria.