El reconocido científico Fernando Rodríguez de Fonseca explica en Salamanca este proyecto de investigación
JPA/DICYT Un proyecto de investigación está identificando marcadores en sangre que permitan determinar el estado de adicción de una persona a la cocaína. El trabajo es responsabilidad de Fernando Rodríguez de Fonseca, científico del Laboratorio de Medicina Regenerativa del Hospital Regional Universitario Carlos Haya de la Fundación IMABVIS de Málaga, que hoy ha explicado esta iniciativa en el Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl) de la Universidad de Salamanca.
"El trabajo consiste en la búsqueda en sangre de proteínas que puedan estar alteradas por el consumo", lo cual puede ser indicativo de que "se haya ido consumiendo desde edades tempranas o que una carga genética favorezca el consumo", señala el experto en declaraciones recogidas por DiCYT. Por otro lado, "estamos buscando mediadores lipídicos, es decir, unas moléculas derivadas de ácidos grasos que sabemos que en el cerebro modulan el aprendizaje y que están presentes en plasma. Hay modelos animales que nos ayudan a establecer cómo estos lípidos pueden estar conduciendo a una mayor efectividad de la cocaína para generar dependencia", afirma.
Hasta ahora, nadie ha realizado esta investigación en sangre, así que el objetivo de este proyecto es determinar el papel de los lípidos en la progresión de la adicción y, posteriormente, intentar medirlos en sangre. "Es un proyecto que busca un análisis clínico que nos ayude a entender y clasificar a los enfermos adictos a cocaína", resume el experto. Entre las sustancias implicadas estarían familia del ácido lisofosfatídico y la familia de las aciletanolamidas. Los valores de algunas de estas moléculas fluctúan en distintos momentos de la historia de un enfermo adicto en relación con su grado de adicción.
La adicción a la cocaína sigue creciendo y sigue siendo uno de los principales problemas de salud, recuerda Rodríguez de Fonseca. "El problema que tenemos con la cocaína es que se asocia cada vez más a patología psiquiátrica, así que definir en estos pacientes subtipos para intentar buscar el tratamiento más correcto es algo difícil, sobre todo porque la adicción en muchas comunidades autónomas no está considerada como enfermedad y no la atienden los sistemas de salud", apunta.
Por eso, buscar biomarcadores en sangre al igual que se puede hacer con enfermedades como la diabetes, permitiría saber si un enfermo ha progresado hacia un tipo de paciente problemático y que puede desarrollar subtipos de enfermedad adicionales, como otro trastorno psicótico o un trastorno afectivo, es algo que "biológicamente tiene mucha relevancia porque ayudaría a definir mejor este conjunto de enfermedades y a tratarlas correctamente".
Problema social, armas científicas
La cantidad de cocaína que intercepta la policía y las edades de inicio del consumo, cada vez más tempranas, hacen que el problema social sea muy preocupante. "Una de cada cinco personas vamos a sufrir algún trastorno por ansiedad a lo largo de la vida, pero en el caso de los pacientes que buscan tratamiento por su adicción, la presencia de trastorno afectivo está en más del 80% de los casos. Esto quiere decir que tomar cocaína va a agravar tu salud mental de manera que a lo largo de tu vida vas a tener que acudir a una atención especializada por culpa de esta patología psiquiátrica", explica el especialista. En su opinión, "si el consumo conduce a patología, ya no hay libertad, un enfermo es una persona dependiente".
"Una de cada tres camas hospitalarias tiene que ver con un consumo abusivo de alguna sustancia", calcula. Por eso, la lucha contra las adicciones es un empeño al que, en opinión de este experto, hay que acudir con "armas científicas, médicas y políticas".
Fernando Rodríguez de Fonseca coordina la Red de Trastornos Adictivos del Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad. Ha dirigido más de 12 proyectos de investigación y desarrollado siete patentes de fármacos transferidas a la industria. Además, ha obtenido varios reconocimientos, como el Premio Esteve de Farmacología y la Cruz Blanca al mérito del Plan Nacional Sobre Drogas. Asimismo, forma parte del grupo fundador de la empresa Vivia Biotech.