La poeta nicaragüense Gioconda Belli ha recibido esta tarde el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en su XXXII edición de manos de quien le da su nombre, la Reina Sofía, en un acto solemne celebrado en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca. Han asistido, ente otras autoridades, el rector de la USAL, Ricardo Rivero; la presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva; la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; la consejera de Educación de la Junta de Castilla y León; Rocío Lucas; el alcalde de Salamanca; Carlos Manuel García Carbayo, y los embajadores de México y Haití, Quirino Ordaz y Marie Joseph Guy Lamothe, respectivamente.
La premiada, que reside en Madrid desde 2022, ha agradecido el galardón en un celebrado discurso en el que ha reivindicado la visión femenina que caracteriza buena parte de su obra, lo que, afirmó, no ha sido fácil: “Doy fe del tiempo y los escollos encontrados para reivindicar la mirada femenina y dar plenos poderes a una experiencia humana que por siglos no lograba expresarse fuera de los límites de convenciones morales y religiosas que relegaban a la mujer a un rol marginal y sometido”.
Ante un Paraninfo abarrotado de académicos, estudiantes y amantes de la poesía que arroparon sus palabras con un sonoro aplauso, la poeta hizo hincapié también en su condición de exiliada, a través de los versos de su poema “Despatriada”, y ha dedicado una parte sustancial de su discurso a agradecer “la ternura y la solidaridad” que ha encontrado a su llegada, recordando a los familiares, amigas y amigos que la han acogido. “Es duro el exilio – ha aseverado- pero en España he sentido lo que más se añora en los destierros: La sensación de pertenencia”.
En una intervención vibrante, y con una sonrisa permanente, ha dicho recibir el premio “con la humildad de saber que soy sólo dueña del azar de la palabra”, y ha agradecido al jurado que haya valorado “la temprana celebración que hice y sigo haciendo del ser mujer, para oponerme a la desigualdad”.
El rector ha dedicado un elogioso discurso a la premiada, trazando una conexión entre la Grecia clásica, Salamanca y América Latina a través de Aristóteles, Santo Tomás y Francisco de Vitoria, con la libertad como hilo conductor.
“Adoramos cómo escribe Gioconda Belli. Es precisa, cálida y a la par temperada, revolucionaria crítica con los fascistas que se dicen de izquierdas y habitada como mujer del emblemático espíritu de la justicia natural, el de Antígona”, ha señalado Ricardo Rivero.
No han faltado referencias al país de origen de la premiada en las palabras del máximo representante de la universidad: “Nuestro primer doctorado honoris causa hace cien años fue para Santa Teresa, la amiga de San Juan. Ella y él escribieron la más hermosa poesía en condiciones de privación, tortura y cárcel. También lo hicieron así Unamuno y Fray Luis de León. Así pues, Gioconda Belli, os sumáis a una maravillosa pléyade: la de personas capaces de expresar lo más bello del ser humano en condiciones tan adversas, las que hoy sufre Nicaragua”.
Por su parte, la presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, ha destacado la valentía de la poeta nicaragüense, que “frente a las injusticias y tiranía ha apostado siempre por la libertad, apoyando a la cultura y dando voz a la mujer por encima de cualquier frontera”. También ha subrayado la importancia que este galardón tiene para Patrimonio Nacional: “Es nuestra joya de la corona de las letras y permite a la institución alcanzar una dimensión y una ambición únicas junto a la Universidad de Salamanca”.
El acto ha terminado con la interpretación del “Gaudeamus Igitur” por el Coro de la Universidad de Salamanca.
Antología poética
Previamente al acto solemne de entrega de premio, el Salón Rectoral de la Casa Museo Unamuno acogió la presentación de la Antología Poética “Parir el alba”, editada por la Universidad de Salamanca, que agrupa una selección de poemas que refleja la evolución personal y poética de Gioconda Belli, e incorpora una extensa introducción de la responsable de la edición, la profesora de Literatura de la USAL María José Bruña Bragado.
La portada del libro reproduce un cuadro del pintor nicaragüense Armando Morales, incluye un poema manuscrito por la propia autora, “Como tinaja”, y cuatro poemas inéditos (“Despatriada”, “La lluvia huele en Madrid”, “Sísifo” y “Pájaros mudos”) y se cierra con un dibujo de una ceiba, árbol sagrado de los mayas y uno de los emblemas de Nicaragua.
El premio cumple 32 años de historia
El objetivo del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, convocado conjuntamente la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional desde 1992, es reconocer el conjunto de la obra de un autor vivo que, por su valor literario, constituye una aportación relevante al patrimonio cultural común de España e Iberoamérica. Este galardón se ha convertido en el más prestigioso en el ámbito de la poesía española y portuguesa.
Junto a la dotación económica, contempla la edición de un poemario antológico, jornadas académicas sobre la persona galardonada y el estudio de su obra a cargo de un destacado profesor de literatura de la Universidad de Salamanca.
Gioconda Belli se suma ahora a la portentosa lista de poetas reconocidos con este premio desde su creación. Por orden cronológico: Gonzalo Rojas (Chile), Claudio Rodríguez (España), Joâo Cabral de Melo Neto (Brasil), José Hierro (España), Ángel González (España), Álvaro Mutis (Colombia), José Ángel Valente (España), Mario Benedetti (Uruguay), Pere Gimferrer (España), Nicanor Parra (Chile), José Antonio Muñoz Rojas (España), Sophia de Mello Breyner (Portugal), José Manuel Caballero Bonald (España), Juan Gelman (Argentina), Antonio Gamoneda (España), Blanca Varela (Perú), Pablo García Baena (España), José Emilio Pacheco (México), Francisco Brines (España), Fina García Marruz (Cuba), Ernesto Cardenal (Nicaragua), Nuno Júdice (Portugal), María Victoria Atencia (España), Ida Vitale (Uruguay), Antonio Colinas (España), Claribel Alegría (Nicaragua), Rafael Cadenas (Venezuela), Joan Margarit (España), Raúl Zurita (Chile)m Ana Luisa Amaral (Portugal) y Olvido Valdés (España).